EL MERCURIO ASTROLÓGICO Y LOS LÍMITES DE MI MUNDO

Rafael Cañete ------------------------------------------------------------------------

       

RESUMEN

El objetivo de este trabajo es el de dar a conocer las relaciones entre filosofía y astrología, basándose en la filosofía del lenguaje (uno de cuyos más destacados intérpretes fue Ludwig Wittgenstein, 1889-1951) y en su relación con la significación de Mercurio en la carta natal. Este filósofo escribió en su primera obra, el Tractatus Logico-Philosophicus, que “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, especificando con ello que no es posible acceder a un conocimiento del mundo sin el lenguaje, es decir, que el lenguaje establece el pensamiento y conocimiento que puede tenerse sobre el mundo. Esta idea del filósofo Wittgenstein sirve de punto de partida para un análisis de la importancia de Mercurio en la configuración de lo que es el mundo realmente para cada individuo. Dada la envergadura de un estudio de semejantes características, nos centraremos en el análisis de Mercurio por signo y en algunos casos de Mercurio por aspectos y por Casas, aunque con ello creemos que estableceremos unas líneas básicas de investigación que puedan permitir a los lectores trabajar por su cuenta y comprobar, o no, la validez de lo que aquí se va a exponer.

PONENCIA

¿De dónde partimos?

Antes de exponer brevemente las principales ideas de Wittgenstein acerca de la importancia del lenguaje en la configuración del mundo personal del individuo, vamos a constatar que la relación entre lenguaje y pensamiento no es algo nuevo ni del siglo XX. Ya en la Edad Media, dos autores clásicos de la Astrología árabe nos hablaron en sus obras de este concepto. Así, Abraham Ben Ezra, en su Libro de los Juicios de las Estrellas, nos dice que Mercurio es “el significador de la palabra y el entendimiento, el pensamiento…” (ed. Biblioteca de Sirventa, Tomo I, página 84), si bien en el mismo lugar nos advierte de que Saturno y la Luna también hacen referencia al “pensamiento”, según palabra textual, aunque solo en el caso de Mercurio se establece la relación con la palabra. El otro autor es Alí Ben Ragel, quien, en su Libro cumplido en los juicios de las Estrellas, nos dice que Mercurio es “buen razonador y conversador” (ed. Índigo, Libro I, página 50): aquí no se observa que Mercurio se relacione con el entendimiento, pero es un testimonio más de la asignación de este planeta a la razón, es decir, al entendimiento, que es una de las premisas fundamentales de Wittgenstein en la constitución de un conocimiento del mundo a raíz del lenguaje.

Volviendo a Wittgenstein, este filósofo del lenguaje nos dejó dos obras cruciales en la historia del pensamiento asociado al lenguaje: el mencionado TractatusLogico-Philosophicus, perteneciente a la primera etapa en la evolución del escritor, y las Investigaciones filosóficas, pórtico de su segunda etapa. Fue en la etapa del Tractatus en la que formuló su célebre frase de “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Según esta especie de lema, el lenguaje expresa los hechos del mundo, entendidos como cosas que ocurren y no como la suma de cosas que lo configuran. Es decir, un hecho es que “Juan está paseando en bicicleta”: el mundo, según este contexto, no es la suma de “Juan”, por un lado, y de “bicicleta”, por otro, sino de la acción que relaciona al conductor con su vehículo. Más adelante, y relacionado con esto mismo, Wittgenstein nos habla de los “hechos atómicos”, cuya veracidad depende de que estos sean comprobables y empíricos. Así, una proposición lingüística como “Dios existe” no es un hecho atómico, pues no es posible constatar de manera empírica lo que enuncia; sin embargo, “está lloviendo” sí es un hecho atómico ya que sí es posible identificar en el mundo lo enunciado por esta otra proposición. En este sentido, dice el filósofo, solo es posible hablar de aquello que estas proposiciones, las del tipo “está lloviendo”, puedan establecer, y de lo demás “no puede hablarse y lo más adecuado será, por tanto, callarse”.

Sin embargo, el propio Wittgenstein criticó más adelante sus propios postulados en su libro Investigaciones filosóficas, publicado póstumamente en 1953. En esta obra, la más representativa de su segunda etapa, como decíamos, abandona el prisma lógico que caracterizara su etapa anterior, y se centra en el uso que hacen los hombres y mujeres del lenguaje en sus vidas cotidianas. De esta manera, no es posible establecer unas pautas comunes que definan el lenguaje pues cada uno de los individuos posee el suyo propio, vinculado igualmente con el contexto en el que nace, y, por tanto, existirán tantos lenguajes, tantos “juegos del lenguaje”, como él los llamaba, como individuos que lo usen.

En este contexto de sus Investigaciones, el lenguaje es el conjunto de reglas que utilizamos para entender el mundo, aunque cada situación concreta establecerá las reglas de ese lenguaje, y esta situación es algo que está cambiando constantemente. Por tanto, se entiende aquí que la situación es la vida que cada uno vive, y la situación es lo que da sentido al lenguaje. Como lo que hablamos está directamente relacionado con nuestro estilo de vida, se llega a la conclusión de que “pensamiento, lenguaje y vida se expresan unos a otros”.

Como se desprende de lo expuesto acerca de la segunda etapa de Wittgenstein, el lenguaje y el pensamiento se mezclan y dependen de la situación que vivimos cada día, así como también del contexto cultural en el que hemos nacido, pues no ve el mundo de la misma manera una mujer musulmana que una mujer nacida en España. El entendimiento o pensamiento y el lenguaje se crean el uno al otro, ambos están al mismo nivel, del mismo modo en que afirmaba ya Ben Ezra hace mil años, como hemos dicho al comienzo de este apartado, sin establecer ninguna relación jerárquica. Y más aún, Ben Ragel, en el Libro IV de su magna obra, decía, al referirse a la determinación de la naturaleza o físico de los individuos, que “si juzgamos a una persona a través de la forma que le determina un planeta sin antes preguntarnos cómo es el padre, ni la madre, ni por su tierra, caeremos en error y necedad” (página 365), es decir, ya los antiguos se atenían al contexto familiar, cultural, regional, etc., para establecer determinaciones fehacientes, lo cual no dista mucho de las conclusiones a las que llegó Wittgenstein al final de su vida al determinar la situación como elemento que da sentido al lenguaje y, por ende, al mundo, si bien el filósofo dice que uno crea al otro y viceversa.

Mercurio en los signos

De acuerdo con todo lo dicho hasta ahora, Mercurio es el elemento astrológico fundamental que nos habla de un mundo constituido a raíz del lenguaje (y no el Sol, lo que en algunos casos puede dar que el sujeto experimente un conflicto entre la visión del mundo que le confiere su Mercurio y la identidad y valores que se desprenden de su Sol). Como es bastante difícil, por no decir imposible, determinar cómo es el contexto en el que se ha criado un individuo solo a partir de su carta del cielo de nacimiento, lo que vamos a exponer son las características principales de Mercurio por signo en cuanto a cuál puede ser el mundo para esa persona en función de la idiosincrasia del signo en que se encuentre. Todo ello vendrá matizado por sus orígenes familiares, sociales o raciales, pero creemos que esta puede ser, aun así, una buena línea de trabajo en la investigación y comprensión de cómo es la naturaleza peculiar del mundo de cada uno, según la posición de Mercurio en el signo astrológico (en el siguiente apartado veremos esto mismo aplicado a ciertas configuraciones planetarias). Todo estudio de una carta natal debe tener en cuenta las variables contextuales, si queremos que este tenga sentido y sea correcto, como decía Ben Ragel, si bien la identificación del signo de Mercurio nos dará inestimables pistas acerca de por dónde ha de ir la visión de lo que es el mundo para un individuo concreto.

Como ya he indicado al principio de este apartado entre paréntesis, no es el Sol sino Mercurio el que determina cómo es mi mundo. En este estudio haremos énfasis solo en la posición de Mercurio, que es el elemento asociado a la palabra y al entendimiento (Ben Ezra decía que el Sol es también la inteligencia), aunque está claro que nada en una carta natal puede ser analizado de manera independiente. Que el Sol y Mercurio se encuentren en signos distintos nos va a indicar, seguramente, que los valores y la conciencia del yo puede entrar en colisión con su manera de expresarla o incluso de entenderse a sí mismo. Sin embargo, yo lo voy a ver de manera más exclusiva, es decir, cuando veo a Mercurio en un signo, esté con el Sol o no, veo también su visión del mundo y lo que este representa para él. No me interesa que haya colisión pues el Sol no habla del entendimiento y del lenguaje sino, más bien, de cómo mi yo esencialgestiona eso, si me atengo a lo que afirmaba Ben Ezra. Tampoco voy a entrar en ello en este estudio; lo dejo aquí como posible punto de partida de una investigación posterior.

MERCURIO EN ARIES

De acuerdo con estos presupuestos, veamos cómo se desenvuelven, a nivel general, los distintos Mercurios según el signo. Lo que vamos a ver es cómo es mi mundo en función de los límites de mi Mercurio, o sea, según su naturaleza astrológica, teniendo en cuenta también que el contexto va a intervenir de manera decisiva en la conformación final del mismo.

En este sentido, Mercurio en Aries tendrá como mundo un lugar en el que la conquista, el espíritu pionero, la rapidez, el dinamismo, el conflicto…, van a ser, todos o alguno, anatema del mismo. Es decir, si no hay nada de esto, no hay mundo, para un individuo con Mercurio en Aries. Ya hemos dicho que Mercurio representa el lenguaje y el entendimiento, los cuales se expresan uno al otro junto con la situación de cada día para determinar cuál es el mundo peculiar de cada persona.

Es evidente que el contexto en que surge el individuo es determinante para ver de qué manera va a evolucionar su Mercurio (su mundo) o cómo será. Es significativa la carta que expongo a continuación, muy exagerada pero también muy a propósito para dejar claro que el contexto es fundamental. Se trata de la carta natal de Adolf Hitler, que nació con Mercurio en Aries en una posición angular, en el DC, y cuyo dispositor es el belicoso Marte, exiliado en Tauro y en cuadratura con Saturno (volveremos sobre este aspecto en el siguiente apartado).

Que el espíritu de conquista y el de pionero caracterizan a un individuo así se puede determinar al ver la carta, aunque el tema de la dictadura y de todo lo que hizo durante la Segunda Guerra Mundial es algo que solo puede entenderse en función de su contexto vital. Hitler fue el portavoz de una nación que apareció en el momento adecuado y en el lugar justo, y esta nación lo convirtió en su líder espiritual casi. Las frustraciones familiares, profesionales y su posterior dedicación a la política en una nación herida en su orgullo desde la Primera Guerra Mundial se alió con el orgullo herido de Hitler, haciendo que su Mercurio en Aries le confiriera una visión del mundo marcada por el espíritu de conquista y de pionero de una manera exacerbada y dramática (ya hemos visto cómo se encuentra en la carta).

Sin embargo, Einstein también nació con Mercurio en Aries, conjunto a Saturno (no en cuadratura, aunque Saturno aquí está en Caída) y cuyo dispositor, Marte, está exaltado y en trino con Plutón. No nació en el mismo contexto y Saturno, lejos de conferirle frustración, le guió por la ciencia, siendo un pionero de la misma en cuanto a la comprensión del universo. El mundo de Einstein tenía como anatema la conquista pionera de una nueva visión científica del universo, su mundo era ser el primero, y lo hizo en la ciencia, terminando con tres siglos de física newtoniana.

Cabe decir para terminar con esta posición que ninguno de los dos personajes era Aries: uno era Piscis y el otro Tauro. Mercurio es aquí el conformador de un mundo de conquista y de espíritu pionero al estar en el signo de Aries.

MERCURIO EN TAURO

Cuando Mercurio se encuentra en este signo, la visión del mundo, o mejor, la realidad del mundo para el nativo, tiene que ver con la tranquilidad, la sensualidad, el amor, la serenidad,la lentitud, el arte, la producción, el dinero, el ir con el ritmo de los tiempos y de la naturaleza, la fijeza de pensamiento. Es decir, no hay mundo si alguna de estas nociones no da consistencia a la propia vida. La idiosincrasia de Mercurio limita mi mundo, es como pienso el mundo y por tanto ese será mi mundo.

La carta de Salvador Dalí presenta a Mercurio en Tauro cerca del Sol y de Marte y en cuadratura con Saturno, y su dispositor se halla también en Tauro. Dalí canalizó su Mercurio, dio realidad a su mundo, el que era suyo y para él, mediante el arte, la pintura en este caso. La violencia caracterizó a muchas de sus obras (la proximidad de Marte) y fue alguien para quien el mundo era él y él el mundo (proximidad del Sol). No cabe duda de que, para Dalí, el mundo no era tal sin la presencia del arte en su vida.

Otro ejemplo bastante peculiar de este Mercurio, de este mundo único que se genera desde y hacia Tauro, es el filósofo indio JidduKrishnamurti, con Mercurio cerca del Sol como único aspecto relevante, y su dispositor, Venus, en Géminis, en recepción mutua, hablando de la importancia de la palabra como medio de transmisión para la constitución de su mundo, lo que para él tenía que ser su realidad. Su predicación de la serenidad de espíritu calza muy bien con este Mercurio.

El presidente Kennedy, por poner un ejemplo de un nativo que no sea Tauro, tenía este Mercurio cerca de Marte y Júpiter y en trino a la Luna, y su dispositor en Géminis. Durante su gobierno estableció como principales medidas el relanzamiento de las artes y de la economía por encima de cualquier otra. De alguna forma, su mundo estaba marcado por estas improntas (lo de la economía le tuvo que venir de familia, ya que Kennedy procedía de un clan familiar de mucho poder económico que le inculcó que el mundo era el dinero y viceversa).

MERCURIO EN GÉMINIS

El mundo de estos nativos está limitado por la cualidad geminiana, es decir, la dispersión, el hacer varias cosas a la vez, el discurso, la palabra, el movimiento, la libertad de movimientos, la curiosidad, el camuflaje.

George Sand, la escritora, tenía a Mercurio en Géminis en posición angular con un trino con Urano y un sextil con Venus. Como buena escritora que era, la palabra fue el hábito con el que vistió su universo personal, y su vida sentimental fue muy dispersa también (sextil de Venus, que además cuadraba a Marte). Su versatilidad se manifestó también en sus “disfraces” masculinos, lo que le permitió circular más libremente por la ciudad y así estar más al día de todas las novedades literarias y culturales.

Henry Kissinger nació con Mercurio en Géminis muy cerca del Sol y en trino a Saturno. Su extraordinaria versatilidad (palpable en su variadísima y valiosísima carrera académica) y su trabajo como secretario de Estado de los EEUU, nos hablan de un mundo personal, el suyo, en el que el movimiento y lo intelectual eran los conformantes del mismo (su condición de judío, “casualmente” sugerida por el trino de Saturno, siendo Mercurio regente de su IV, y sabemos que Saturno se asociaba a los judíos desde siempre, y su persecución durante mucho tiempo, por otra parte, intervinieron también como ingrediente contextual para su versatilidad trabajando y estudiando, de niño y de adulto). Como Secretario viajó por todo el mundo. Su universo era el viaje, el movimiento, la adaptabilidad, la supervivencia.

MERCURIO EN CÁNCER

El mundo para estos nativos está marcado por los sentimientos, el pasado, la patria, la maternidad, el cuidado de los demás o de los animales, el refugio, la memoria, la imaginación, la influencia en los demás. El mundo está aquí limitado por la idiosincrasia canceriana, la creación de sistemas de pertenencia. Si no hay nada de Cáncer en la vida de estos nativos, no hay vida, no hay mundo, solo vacío y futilidad del ser.

Antonio Machado, el poeta de la nostalgia y de los recuerdos de la infancia, tenía a Mercurio junto a Venus aislados del resto, y a la Luna exaltada junto a Neptuno en Tauro, formando una recepción mutua la Luna y Mercurio. La imaginación desbordante y el culto al pasado a través de una poesía tremendamente simbolista y simbólica conforman el universo personal de Machado. Este era su mundo y solo así este podía ser.

Diana de Gales, la princesa del pueblo, tenía a Mercurio junto al Sol, en trino a Neptuno y en sextil a Marte, con la Luna en Acuario opuesta a Marte. Sabemos de sobra lo que la infancia significó para ella, visible en su trabajo en organizaciones dedicadas a los niños. La peculiar disposición de la Luna nos habla de cómo la libertad y la impulsividad dominaban también su visión y creación de su mundo. El mundo de Diana era el de los niños y el de hacer lo que era su libertad, eran estos los anatemas de su universo. Los límites de su mundo eran totalmente cancerianos.

MERCURIO EN LEO

El mundo para estos nativos tiene que ver con el propio yo, destacar, ser el jefe, el yo soy yo, el imponer una autoridad. Los límites del mundo son aquí leoninos: la grandilocuencia, el culto al yo o a la dignidad y orgullo personales establecen el hábito con que se viste el mundo, y sin este hábito, hay desnudez y exposición vulnerable y ridícula que anula todo porque sin este hábito no hay mundo para estos nativos.

Benito Mussolini, el dictador, tenía a Mercurio en la misma posición, partil, que el Sol y en sextil a Saturno. Si él no era el de su mundo, y del mundo en general, este no existía. El imponer una autoridad es un anatema en esta personalidad para poder estructurar su mundo: es más, no puedo percibir otra cosa que no sea yo mismo ni mi orgullo y autoridad, porque esto es lo que yo entiendo que es la vida. Es un caso excepcional y exagerado, como todos o casi todos los que estoy exponiendo aquí como ejemplo.

La doctora Elisabeth Kübler-Ross también tenía este Mercurio, en trino a Marte, en sextil a Venus y dispositado por el Sol en Cáncer, y este a su vez por la Luna en Cáncer. La estructura canceriana que dispone de su Mercurio le hizo entregarse al cuidado de los demás, no supo hacer otra cosa, este era su mundo, pero también lo era su dignidad personal, como ya atestiguó en su biografía desde muy niña, luchando por diferenciarse y destacarse entre sus hermanas, más grandes y fuertes que ella. Su yo tenía que salvarse de la mediocridad y establecerse con dignidad para poder ser. Su mundo era una mezcla de cuidado del otro y de defensa de su propio yo, y sin esto no había mundo, no había percepción válida de nada.

MERCURIO EN VIRGO

Los límites del mundo para estos nativos son de cualidad virginiana, es decir, de cualidad mental, analítica, práctica, escéptica. El domicilio y exaltación de Mercurio se convierte en el recipiente del mundo y de lo que este debe ser: medible, comprobable, calculado. Si no hay mente, si no hay razonamiento, no hay mundo; también hay ausencia de mundo si hay ausencia de palabras.

El escritor y filósofo Miguel de Unamuno nació con Mercurio cerca de la Luna y en cuadratura con Urano. El pensamiento “per se” ha dado forma a su mundo, de tal modo que su mundo y su pensamiento son la misma cosa. El intelecto da forma, incluso en sus poemas, tan intelectuales. Y son universales sus ensayos, de gran hondura filosófica.

La reina Letizia Ortiz tiene a Mercurio pegado a Marte y al Sol, y en cuadratura a la Luna y a Saturno. Lo común en estos nativos es que todo está muy medido, y que el mundo para ellos tiene que ser algo así: medición, cálculo, ausencia de azar. Su trabajo como periodista es también representativo de que la palabra forma parte de su universo.

MERCURIO EN LIBRA

No hay mundo aquí si no hay otro con quien compartir. En este universo mercuriano la presencia de otra persona se vuelve anatema. La cooperación, la diplomacia, la mediación, la imparcialidad, el estar con otro, el encuentro, son los límites del mundo para estos nativos. El encanto, las buenas formas, determinan el universo de estas personas. También el razonamiento aéreo del signo tiñe de un color especial el mundo de este Mercurio, hasta el punto de limitarlo desde una frialdad imperturbable, en ocasiones.

El filósofo F. Nietzsche tiene a Mercurio junto a Marte en conjunción disociada, en trino a Saturno y oposición a Urano. A pesar de la imagen de persona solitaria que ha legado la historia, su amistad con Wagner ha sido crucial en su vida, marcándolo incluso después de su ruptura a los 34 años. La presencia del otro conformó su visión del mundo, o mejor, la esencia de su mundo o lo que esté debía ser, si bien sus aspectos influyeron decisivamente en la calidad de este mismo mundo.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, tiene a Mercurio junto al Sol, Neptuno y Saturno, en cuadratura a Urano y en sextil a Marte. Su política se ha caracterizado por la búsqueda de alianzas (se le ha propuesto como candidato al Nobel de la Paz en 2014). El mundo de Putin ha de reflejar necesariamente la presencia de otro, su límite y conformación se basa en el contacto, si bien Marte (gobernador de la Venus, dispositora) y Urano con su explosividad han intervenido en lo referente a la crisis de Crimea y de Ucrania. Los aspectos dan un matiz muy importante a la estructura de Mercurio, como vemos y veremos en el apartado dedicado a los mismos. Mercurio en Libra busca y trata de recibir algo a cambio, y este intercambio constituye la esencia de su universo. Es un Mercurio de políticos.

MERCURIO EN ESCORPIO

La profundidad, el espíritu inquisitivo, la pasión, la fijeza de emociones, la estrategia, son cualidades que dan límite al mundo de este Mercurio. La sexualidad, la intensidad, dan forma a un universo que no es tal sin la presencia de estos conceptos. El Sol es la identidad, el ego, pero ese ego tiene un pensamiento, un lenguaje que es hijo y padre de ese pensamiento, y esto hace que el mundo sea al estilo de Mercurio.

Un caso radical de fijeza y de obstinación implacable es la de Joseph Goebbels, con Mercurio cerca del Sol, en sextil a la Luna y con Marte domiciliado. Es evidente que el contexto en que nace, el del nacionalsocialismo, determinó la naturaleza de su Mercurio, en casa de Marte igual que el de Hitler, pero aquí las ideas de muerte y exterminio, de eliminación, fueron llevadas al extremo, determinando un universo que era su única realidad. El mundo es un campo de batalla donde la muerte y la vida danzan, y esta danza es la esencia del mismo.

Gandhi tiene a Mercurio aislado (feral) en posición angular y bajo el mando de un Marte también domiciliado en trino a Urano y en oposición a Júpiter y Plutón. La danza de la muerte y la vida se decantó del lado de la vida, de la lucha (Marte) por la justicia y la libertad (Júpiter). Desde joven, desde la universidad, el mundo de Gandhi se limitaba según esta necesidad de crear vida eliminando, también de forma obstinada. Su ego libriano, el espíritu que anima procedente del Sol, marcó la dirección más pacífica de un universo que igualmente estaba marcado por el conflicto profundo y desde la raíz.

MERCURIO EN SAGITARIO

El Exilio de Mercurio en Sagitario habla de un universo marcado por la inspiración, la elevación, la dispersión, la sinceridad, la libertad, el ansia de aprender y de viajar, el movimiento, lo lejano. Sin algo de esto en la vida de estos nativos no puede haber mundo. La confianza en la providencia divina suele marcar también el universo, el inmenso universo para ellos, siempre por explorar. También algo de fanatismo y de entrega a lo social son límites del mundo de este expansivo Mercurio.

ParamahansaYogananda nació con Mercurio cerca de Venus, en cuadratura con su dispositor y en oposición con Saturno, y en trino a la Luna. Fue el elegido por su maestro, Sri Yukstewart, para trasladar su ciencia del Kriya Yoga más allá de la India. La expansión de una verdad y el viaje como forma de educación, conformaron la esencia de su universo, su vida fue una entrega a este mundo que solo podía ser suyo.

El dictador español Francisco Franco tenía a Mercurio feral (feral significa “fiero”, salvaje, al margen de lo establecido), dominado por un Júpiter en Aries en recepción con Marte en Piscis y en oposición con Saturno. Él también tenía su verdad, la que conformaba su mundo, y la expandió por el territorio español de tal manera que este mundo fue también, a la fuerza (Júpiter en Aries), el de todos los españoles, una verdad elevada e inspirada a su manera.

MERCURIO EN CAPRICORNIO

Los límites del mundo de este Mercurio es el límite mismo que le confiere su regente, Saturno. La mente es de Tierra, práctica y realista, pero como la mente se une con el lenguaje y ambos crean nuestro mundo y el mundo crea a la mente y al lenguaje, la vida es un prisma, es la lógica: la lógica establece el límite del universo personal para estos nativos. La seriedad y la melancolía, combinadas con un cierto toque de humor negro tiñen el mundo para este Mercurio, de tal forma que el mundo es en virtud de la presencia de alguno de estos anatemas.

El astrónomo y astrólogo J. Kepler tenía a Mercurio cerca de Urano y bajo los rayos del Sol, con Saturno en sextil al Sol y en trino a Júpiter. La visión matemática del mundo, o dicho de otro modo, el mundo hecho matemática, no le impidió dedicarse a la Astrología, lo que vuelve a demostrar una vez más que la Astrología tiene mucho de matemática. El orden tiende a dominar la esencia del mundo para los nativos de este Mercurio.

Edgar Alan Poe tenía a Mercurio en el mismo grado del Sol, quemado y privado de buena parte de su objetividad y claridad de raciocinio, en sextil disociado con Saturno, planeta este ubicado junto a Neptuno. La negrura, lo gótico (fue el renovador de este género), con permiso de ese Saturno, su regente, en Escorpio, definieron el mundo para uno de los grandes escritores de la literatura. El único problema es que el mundo de afuera se lo terminó por comer.

MERCURIO EN ACUARIO

En el signo del Aguador, el universo limitado por Mercurio, o el Mercurio limitado por el mundo, despliega libertad de pensamiento y de dicción y anhelo de entregar a los demás el fuego sagrado de los dioses. Como un nuevo Prometeo, el universo de estos nativos es en virtud de alguna reforma social que conferir a sus semejantes. La gran fraternidad conforma la esencia del universo de estos nativos, pero también la frialdad. La precisión de la mente, a veces muy científica, se afila, por lo que el mundo de estos nativos es también mente, más que en Capricornio.

Martin Luther King tenía a Mercurio feral, al margen de lo establecido y viviendo su propio código de libertad y de reforma, con Saturno en trino a Júpiter y Neptuno, dando forma concreta a sus ideales, y en oposición a Marte. El “I have a dream” es, quizá, la frase que mejor define el mundo de muchos nativos de este Mercurio.

El filósofo Francis Bacon tenía a Mercurio muy cerca del Sol y en sextil a Marte, y a Saturno en Géminis en cuadratura a la conjunción Venus/Plutón, en oposición a Marte y en trino al Sol. La precisión de la mente se verificó aquí en su labor como renovador del método científico. En sus obras se plasmó su universo, el de la inducción, legando a la humanidad una herramienta de incalculable valor en cuanto a la mejora y progreso del método de la ciencia. La inducción fue el fuego sagrado que Bacon legó a los hombres. El universo de Bacon fue en virtud de este espíritu de reforma.

MERCURIO EN PISCIS

La Caída, o Destierro, de Mercurio da aquí un universo definido, limitado (si es que la palabra “limitación” tiene cabida en este contexto) por la intuición, la dispersión (se aburre con facilidad), lo psíquico, la música, el símbolo, la confusión, la inspiración. El mundo de estos nativos es como una nube en la que se puede flotar y navegar sin pensar en destinos o en una tierra a la que regresar. Si no es así, no hay mundo, no hay nada, y esto tampoco puede ser porque el lenguaje, el pensamiento y la vida se expresan unos a otros todo el tiempo que dura la vida.

Edgar Cayce, el gran místico, tenía a Mercurio cerca de Venus y Saturno, en sextil con Marte y a Júpiter caído en trino a Neptuno. Sus supuestas predicciones sobre temas diversos, como reencarnación o sanación, así como su conexión al mundo del más allá, dictaminan que su mundo no era como este, era un no-mundo. Y si todo era una trola, como aseguran muchos críticos, el engaño o auto engaño definieron de algún modo también su universo personal.

Charles Darwin, el gran científico de la evolución, tenía a Mercurio cerca de Plutón, en cuadratura a Neptuno y en trino a Urano, y a Júpiter en Piscis en sextil a la Luna. Que el mundo sea una nube no quiere decir que no pueda haber ciencia (no obstante, era conocida su dificultad para concentrarse en los estudios de Medicina que cursó de joven). Pero, más allá de esto, el auto engaño no le abandonó y, de hecho, conformó la esencia y el límite de su mundo, como atestiguan estas palabras extraídas de su obra magna:

La distinción principal entre las facultades intelectuales de los dos sexos es mostrada por el logro del hombre en una eminencia superior', en todo lo que toma, de lo que la mujer puede —ya sea la exigencia de una profunda reflexión, razón o imaginación, o simplemente el uso de los sentidos y manos—. Si se hicieran dos listas sobre los hombres y mujeres más eminentes en la poesía, la pintura, la escultura, la música (inclusive tanto en composición como en interpretación), la historia, la ciencia y la filosofía, con media docena de nombres en cada materia, las dos listas no podrían ser comparadas. También podemos inferir, a partir de la ley de la desviación de los promedios, tan bien ilustrada por el Sr. Galton, en su obra sobre «Genio hereditario», que si los hombres son capaces de una determinante preeminencia sobre las mujeres en muchos temas, el promedio de la facultad mental en el hombre debe estar por encima de la de la mujer. [...]

Así, el hombre ha llegado a ser finalmente superior a la mujer.

Charles Darwin, El origen del hombre (1871), Cap. XIX: Hombre - Diferencias sexuales. págs 564-565

Los aspectos de Mercurio

Sabemos que el signo donde se encuentra un planeta describe la naturaleza intrínseca de su expresión en la vida del nativo. Los aspectos angulares con los demás planetas nos van a indicar su facilidad o dificultad para expresarse, así como también el matiz especial con el que se complementa su propia naturaleza. Las facilidades en la expresión del planeta vendrán establecidas por los aspectos más favorables (el trino y el sextil) y las dificultades de dicha manifestación serán expuestas por los aspectos más desfavorables (cuadratura y oposición). La naturaleza mutable de Mercurio hace que se comporte como “fortuna con fortuna e infortuna con infortuna” (Ben Ragel, Libro Conplido, página 50), y esto será muy importante para juzgar adecuadamente las conjunciones de este planeta. No vamos a considerar los aspectos menores como la semicuadratura o el semisextil, por ejemplo, dado el carácter de esbozo de este estudio, probable antesala de un escrito de mayor envergadura acerca de la importancia de Mercurio como expresión en la carta natal en la creación del mundo en la vida del nativo.

MERCURIO-SOL

Aquí nos hallamos ante el caso de la proximidad de Mercurio al Sol, que puede darse de dos maneras: estando bajo los rayos del Sol, entre unos 6º y 15º según buena parte de la doctrina clásica, y la combustión, hasta los 6º de distancia. El “cazimi”, distancia de Mercurio y el Sol de menos de 1 minuto, no está del todo comprobado, y esto es algo que desde Lilly se viene discutiendo.

La tradición es bastante clara. Zahel afirma que los planetas que están a menos de 12 grados del Sol “serán débiles en todo” (Textos astrológicos, “50 proposiciones”, página 59, editorial Visión Libros). Y, como no solo de tradición vive el hombre (pero lo fundamenta), SueTompkins decía que con esta conjunción (o con la proximidad del Sol hasta los 12/15 grados) el individuo “está sumamente identificado con sus pensamientos” (Los aspectos en astrología, página 157, editorial Obelisco). A priori, pues, la conjunción con el Sol no parece ser una buena ayuda en la conformación del mundo de estos nativos, pues Mercurio pierde fuerza y dignidad aquí. Sin embargo, y dado que la mente y el ego están tan unidos, en mi mundo ha de haber una profunda necesidad de expresar mi opinión, o mi mundo lo es en virtud de la expresión que hago de mí mismo. Mussolini o Alan Poe poseían la conjunción, dando a dos figuras que limitaron su peculiar mundo a partir de la naturaleza de su signo combinada con la proximidad del Sol. En el caso del dictador italiano, Mercurio en Leo en conjunción partil con el Sol potenció de manera exagerada el enfoque en uno mismo como matriz del límite que creó para el mundo de este personaje: el dominio sobre los demás era el anatema de su universo personal, el único que podía tener realidad.

Por su parte, el Mercurio de Alan Poe, en el taciturno signo de Capricornio, canalizó la expresión de sí mismo hacia la literatura, pero vio mermada su claridad y raciocinio característicos por la excesiva cercanía del Sol (que, no obstante, dio un enorme talento para la expresión literaria). El mundo de Poe mezcló la negrura de su vida con la descontrolada necesidad de esgrimir su yo por encima de todo, dando como resultado a uno de los mayores genios de la literatura universal.

MERCURIO-LUNA

El mundo para estos nativos ha de tener connotaciones lunares. En este sentido, a la naturaleza intrínseca dada por la posición por signo se une el cuidado de otras personas (o que nos cuiden), o la popularidad. La Luna es como un canal aquí que conecta la esencia del signo de Mercurio con la gente, o vuelve a Mercurio receptivo ante los demás, o lo vuelve con capacidad de llegar a la gente de manera emocional. Es lo que sucede con Yogananda, cuyo Mercurio forma un trino con la Luna, y pasó por ser el yogui más cercano al público, el más “comercial”, pero también el que mejor conectó el yoga con occidente (en su mundo, la gente formaba parte de su discurso, no se podía entender este sin la gente).

Por su parte, la reina Letizia, con una cuadratura, nos habla una dificultad para conectar con la gente, se dice una cosa y la reacción emocional de los demás es diferente porque no casa con el público. Los aspectos ofrecen virtudes y armas para conectar a Mercurio, para canalizar su acción como limitador del mundo, pero también son los obstáculos que hacen difícil (en ocasiones imposible) su papel de creador del propio mundo personal.

MERCURIO-VENUS

Los límites de mi lenguaje pacífico, buscador de la belleza y la armonía, de la cooperación. Los límites de mi lenguaje romántico o amoroso. Estos límites son los límites de mi mundo, a la manera de una inter comunicación entre pensamiento, lenguaje y vida, como decíamos. La diplomacia es un anatema en este mundo personal. La búsqueda de la belleza, aunque se viva en medio del horror, forma parte del mundo de este Mercurio, como le ocurría a la doctora Kübler-Ross, cuyo Mercurio en Leo, definidor de un universo en que el yo ha de tener primacía en la creación del mundo personal, se alía en sextil con Venus para producir un acercamiento a los demás, cargando de fascinación y seducción sus palabras y, en suma, su forma de proceder con la muerte y los moribundos. “Para morir bien hay que haber vivido bien”, decía la Ross, vivir con plenitud desde lo más profundo del corazón y desde lo que hemos de ser: nosotros mismos (Leo).

MERCURIO-MARTE

La violencia, la asertividad, la afirmación directa, el carácter penetrante, agresivo, aguerrido, se alían con Mercurio para determinar los límites de mi mundo. No solo el arte es un punto crucial en la esencia del mundo, sino también un componente de violencia y de provocación, cuando vemos un Mercurio en Tauro en conjunción con Marte, como ocurre en el caso de Dalí. El mundo del pintor era el arte, y el arte era el mundo, como demuestra su Mercurio en Tauro, y el carácter violento de muchas de sus obras y de provocación venía de ese Marte cerca de Mercurio. Incluso la obsesión con la sexualidad, y la suya en particular, vienen de este Mercurio en el sensual signo de Tauro y en contacto con el impulso erótico y libidinoso de su Marte exiliado. El arte impactante y la sexualidad conformaron su mundo, le dieron su esencia, y el mundo se la dio a él de esta forma.

Y esto no fue solo debido a su signo solar, Tauro, pues, si bien es verdad que la presencia del Sol y de Mercurio refuerzan las características de personalidad del signo en que se encuentran, un Géminis con Mercurio en Tauro, Kennedy, también tuvo su peculiar afición al sexo (Tauro), como se demuestra en sus escarceos amorosos más allá del matrimonio (para este Mercurio es importante el amor, pues está regido por Venus, en recepción mutua en este caso): aquí la posición del signo se combinó con Marte, acentuando sus impulsos libidinosos o eróticos. Este fue su mundo, en el que la sensualidad y el amor de su Mercurio cerca de Marte en Tauro le dio límite, esencia y conformación, además de sentido práctico en sus políticas económicas.Y, también, esta conjunción nos habla de su ferviente dedicación a la milicia, convirtiendo a esta en parte esencial de su universo personal.

 

MERCURIO-JÚPITER

La generosidad, la creencia en que una benevolencia superior cuida de mí, la filosofía, la religión, el viaje, el abandono de responsabilidades hasta el último momento, la vida desaliñada o de excesos, la prudencia…, son cualidades jupiterinas que colorean el universo personal de estos nativos (las más “positivas” o “negativas”, en función de aspectos más o menos favorables; la conjunción suele ser positiva, en principio). No es solo que se trate de características de la personalidad más o menos influyentes, sino que los límites del mundo de estas personas pasan por una o varias de estas ideas que constituyen el anatema de su universo. El personaje motor de toda esta disertación, Ludwig Wittgenstein, tenía a Júpiter en Caída en trino a los planetas en Tauro, entre ellos a Mercurio: filósofo del lenguaje (Mercurio-Júpiter), renunció a la herencia familiar que le correspondía. Su sentido de la propiedad, casi siempre tan acusado en Tauro, se volvió en sentido de la propiedad de sí mismo (quizá visible esto en la proximidad del Sol), y, poco antes de morir de cáncer, afirmó que había tenido “una vida maravillosa”. Lejos de ser dogmático, su célebre frase se transformó a lo largo de su vida, como anotamos en la introducción de este trabajo, pues Júpiter es también la “prudencia” y el “entendimiento” (Ben Ragel), además del “sentido común” (Avicena). El aspecto por trino mostró la “sencillez” (Ben Ragel) en su vida y la sabiduría que tiñó su mundo personal.

MERCURIO-SATURNO

El orden, la responsabilidad, la disciplina, la paciencia, la restricción, lo sombrío, la estrechez (en alguno o varios contextos) son anatemas de este universo. Que sea algo fluido o no dependerá de si se trata de un buen aspecto o no. El mundo de estas personas tiene como límite el límite, no hay mundo si no hay límite, el límite forma parte de la esencia del mismo. La sensación de que las cosas viene a uno por el trabajo (no por dios, como en el caso de las combinaciones con Júpiter) determinan un pensamiento y un lenguaje que condicionan la vida, y viceversa, en estos nativos. Y, como decimos, no es un rasgo más de la personalidad; según el enfoque que tratamos de defender en este trabajo, esta característica saturnina define el mundo de estas personas (sí, la carta es un conjunto de rasgos y un solo planeta con sus aspectos no detenta el monopolio interpretativo, no siquiera el Sol, pero desde esta perspectiva es algo fundamental en la constitución del mundo porque el lenguaje con el pensamiento establece los límites de mi mundo).

Un universo riguroso, definible, medible, en la vida personal o pública, es el universo de este Mercurio, como lo demuestran Darwin o Einstein, o Nietzsche (el “asesino” de Dios, concepto no pensable), o Wittgenstein, con una cuadratura, tal vez escenario de fondo de su célebre afirmación que terminó por encerrar su mente en un callejón sin salida y ante el que tuvo que rectificar. Por su parte, el propio Cayce tenía una conjunción que, en su caso, se manifestó en un grave problema con la voz que llegó a sanarse más tarde de manera “milagrosa”, o en dificultades en la educación (bloqueos, límite) a causa de la necesidad de trabajar. Queda por dilucidar si su mundo fue una ilusión (Piscis) bien disciplinada y orquestada (Saturno) o los tormentos de una voz de la que se le privó potenciaron su “mediumnidad”…

MERCURIO-URANO

Como estamos repitiendo a lo largo de este trabajo, que la mente condiciona la realidad, nuestra realidad, es el hecho que sustenta esta investigación. Más aún, mente y mundo se expresan una a otro y viceversa, y con Urano no podía ser de otro modo. La originalidad, la excentricidad, el radicalismo, la “libertad de expresión” (SueTompkins), la necesidad de perturbar y escandalizar a la sociedad (Sasportas, en Los planetas interiores, editorial Urano), constituyen, todos o alguno de ellos, el anatema del mundo personal de Mercurio y Urano cuando estos se unen por aspecto. Los aspectos más fáciles se acomodan más fácilmente a lo establecido, y los difíciles hacen más complicado expresar la originalidad sin levantar ampollas. Y, desde estas premisas que esgrimimos aquí, no es solo la expresión la que es radical y original, sino el propio pensamiento y, por extensión, el universo personal, su esencia, algo sin lo cual no hay universo.

Nietzsche tenía la oposición, y sus pensamientos fueron auténticos aniquiladores de lo establecido y convencional. Su modo de vida fue uraniano, el escándalo de su verbo y de su pensamiento modificaron desde el tormento personal todo lo que iba a venir después para múltiples generaciones (la proximidad de Marte lo volvió todo más agresivo y punzante). La importancia del habla como vehículo del pensamiento y de su estilo de vida quedó reflejada en su Así hablóZaratustra (la negrita es mía).

MERCURIO-NEPTUNO

La inspiración en todas sus vertientes: la que mueve a las masas, la que les fascina, la que confunde (a uno mismo o a los otros), la que distorsiona, marca el universo de estos nativos, le da su esencia, sin la cual no hay universo. Los límites del mundo son aquí la ausencia de límites. Y la ausencia de límites puede entenderse, incluso, como la disolución de uno mismo en una causa que lo trasciende a uno.

El compositor Mozart (nos salimos de los personajes habituales de nuestra exposición) tenía una oposición, al tiempo que una conjunción con Saturno. La legendaria inspiración de Mozart encontró la forma saturnina para hacer de su vida lo que fue: un mundo en el que el límite no hacía más que ensancharse para acoger la inspiración neptuniana.

O el poeta lord Byron, con una cuadratura y una oposición con Urano: la rebeldía que marcó su vida funcionó al mismo tiempo que la inspiración poética y su entrega a una causa que lo trascendía (la guerra en Grecia).

MERCURIO-PLUTÓN

La transformación, la investigación, la profundidad, el misterio, la manipulación, el poder, son anatemas de este mundo. Decían los astrólogos psicólogos que este Mercurio tiene poder para producir situaciones de fuerte transformación o para que el lenguaje mismo produzca situaciones concretas: lo que se piensa, pasa. Sin entrar en disquisiciones sobre este asunto, Mercurio-Plutón pone a la vida el límite de la “dionisíaca” e instintiva transformación (usando la palabra que empleara Richard Tarnas, en su Cosmos y psique). La obsesión es otra nota que caracteriza el universo de muchos de estos nativos.

La transformación plutoniana puede actuar en una dirección externa (hacia los demás) o interna (hacia uno mismo), o en las dos direcciones a la vez. Su propio universo nace y se destruye, o transforma para siempre lo que hay fuera de él. Picasso, con una oposición como único aspecto mayor de Mercurio, transformó la pintura, pero también su propia vida personal (tuvo cinco parejas),” matando” y creando, cambiando e influyendo desde la visceralidad. El pensamiento de Mercurio-Plutón se hace perdurable, extiende su huella más allá de la vida del nativo, como un río cuyas ondas no dejan de expandirse. Los límites del mundo engloban y crean los límites de muchos mundos que se crean y destruyen, y contribuyen a forjar los límites de los mundos de otros. Galileo transformó, Diana de Gales transformó, ConanDoyle transformó…Y, para muchos, el más grande artista e inventor de la historia, Leonardo da Vinci, tenía un trino: su vida fue modelo de transformación, su mundo transformado transformaba el mundo que le rodeaba, y el que vino después, por mucho tiempo…

Otras caras de Mercurio, otros límites del mundo

Mi intención querría ser la de desarrollar una investigación profunda y muy extensa acerca de las diversas posibilidades de Mercurio en la carta en cuanto a su significación de los límites de mi mundo. No puede ser, pues la conferencia no me da para mucho; valga este estudio como un esbozo de algo de mayor envergadura en el futuro. Pero alguna pincelada sobre las Casas no se me podía quedar en el tintero. Así que vamos a ello.

Sabemos que las Casas son el escenario en el que el planeta se desenvuelve y manifiesta su energía. Creo que cada uno de vosotros podéis barruntar ya, o vislumbrar con más claridad que yo lo que esto puede dar de sí. De este modo, vemos cómo Picasso, con Mercurio en la IV, tal vez significara los límites personales de este universo en la vida privada más que en la pública, hablándonos así de un mundo marcado por la obsesión (Escorpio) a escondidas de la palestra (si bien, la oposición de Plutón desde la X lo arrastró a la vida pública de alguna manera). Mozart, con Mercurio en la V en Acuario, expresó de manera particular su universo creativo y ansioso por no atarse a normas y a lo establecido en el ámbito de la música, aunque Neptuno en la XI tuviese que ver en una idealización o huida de proyectos que tuviesen algún sentido práctico. Pablo Neruda fue también de este porte, con Mercurio y un gran stellium en la V, de nuevo la creatividad. Nietzsche lo tenía en la X en Libra, cerca de Marte, y su verbo afilado y tajante y contundente como reflejo de un pensamiento y de una vida asertiva de las propias ideas quedó claramente visible para todos en la Casa de la vida pública. La doctora Ross lo tenía en Leo en la VI muy cerca de Neptuno (fuera de orbe de la conjunción),y la sanación del alma de los demás formó parte de los límites de su mundo, unos límites sin los cuales no habría universo para Kübler-Ross. Edgar Cayce lo tenía en Piscis en la Casa VIII, una Casa asociada entre los modernos a las experiencias con el mundo de los muertos, y sabemos que, según consta en cartas y escritos, contactaba con los seres demás allá, lo que podría hablarnos de un universo cuyos límites son el no límite (Piscis) y en el que la vida y la muerte danzan. Lady Di lo tenía en Cáncer en la VII, dando un universo que dependía del otro y se entregó al otro (igual que Hitler, pero este lo tenía en Aries y opuesto a Urano, dando radicalidad a sus ideas y, por tanto, a su mundo y al mundo de los otros). Dalí lo tenía en Tauro en la XI, la Casa de la fama, de los proyectos y de los objetivos, muy pública también, y su mundo fue una búsqueda de la perdurabilidad mediante su arte (Tauro). Henry Kissinger lo tenía en Géminis en la XII, un lugar en el que los límites del mundo pueden quedar desdibujados, o hablan de un mundo que se vive en secreto y sin que se entere nadie (quizá su filiación con el enigmático Club Bilderberg tenga algo que ver con estos clandestinos límites de su mundo). Y así podríamos seguir. Que cada cual saque sus conclusiones.

Y luego está la retrogradación de Mercurio. Vamos a consignar, en primer lugar, las observaciones de los antiguos acerca de lo que significa un planeta retrógrado. Así, Ben Ezra, en su Libro de los Juicios de las Estrellas, Tomo I, página 125, dice que un planeta retrógrado “significa amargura y destrucción de todo aquello sobre lo que tiene regencia”, y, más adelante, en la página 133, afirma que es “como un hombre que se rebela manifiestamente”. Zahel, en 50 proposiciones, dice que un planeta retrógrado significa “desobediencia, contradicción y reversión, y también separación, retracción y discordia”. Podríamos pensar que estos autores pensaban más en cuestiones horarias que en natales (Ben Ezra hablaba de ambas, según reza la obra), pero son afirmaciones que no han de echarse en saco roto.

Por su parte, los astrólogos de corte humanista afirman que un planeta retrógrado es introvertido y que sus leyes de funcionamiento en la vida personal del nativo se apartan de la norma, o bien que se vuelve más espiritual. Así lo dice Alexander Ruperti, en Ciclos del devenir, en el caso concreto de Mercurio, cuyas “conexiones neuronales se apartan de lo establecido, lo cual puede derivar en genialidad”.

Un punto igualmente interesante, antes de ver algún ejemplo de Mercurio retrógrado, es la idea del cambio de movimiento por progresión de este planeta. Conozco el caso del hijo de una clienta que nació con Mercurio retrógrado en Acuario en la Casa VIII que, por la época en que su Mercurio se volvió directo, comenzó un episodio de esquizofrenia ligera que comenzó a apartarle de los cauces normales del mundo exterior, y, también, de su propio universo. Yo creo que cuando se dan estos cambios de movimiento por progresión, ya sea de retrógrado a directo o viceversa, los límites del mundo de una persona experimentan una inversión de sus polos vitales, como si el sujeto se instalara en el otro extremo de lo que siempre ha sido la esencia de su mundo hasta ese momento. Esto no se sostiene de manera empírica, y hay más factores a tener en cuenta en la carta, tanto en prognosis como en natal, pero creo que puede ser interesante ahondar en su estudio, aunque no he encontrado en la biografía facilitada por Wikipedia nada que pueda asociarse al cambio de Mercurio por progresión de retrógrado a directo (nada publicitado; otra cosa es lo que se viviera en privado). He mirado tan solo las progresiones secundarias directas y conversas de Dalí, Unamuno, Kissinger y Lady Di y no he encontrado ningún dato significativo (público se entiende) que pueda tener vinculación con el año en que Mercurio cambió de retrógrado a directo, lo cual no quiere decir, como se ha dicho, que no se viviera nada especial en la vida de estos personajes por la época de cambio de movimiento de Mercurio.

Henry Kissinger tenía a Mercurio retrógrado en Géminis en Casa XII, cerca del Sol. A nivel intelectual fue bastante sobresaliente, a pesar de la combustión y de la retrogradación, aunque sí que pareció dar genialidad. Pero me interesa anotar aquí lo que decía Zahel de un planeta retrógrado, en el sentido de desobediencia, separación, contradicción, discordia, retracción. Kissinger recibió el Premio Nobel de la Paz, pero también participó en el polémico Club Bilderberg, actuando entre bambalinas. El juez Baltasar Garzón le acusó de haber violado los derechos humanos. Entre los diversos límites de su mundo que hemos comentado, lo de la contradicción y desobediencia (conceptos que hablan de horaria, sí, pero que pueden resonar muy mucho en temas natales) parece que se aplica bastante aquí.

Y Lady Di, con Mercurio retrógrado en Cáncer en Casa VII, con sus actos de desobediencia y contradicción en asuntos de pareja (tiene a la Luna en Acuario, otro elemento de rebeldía) o lo de “amargura y destrucción” de Ezra, nos hablan de unos límites del mundo que no pudieron acatar las normas convencionales del matrimonio, del real en este caso. Esta aplicación de la tradición en este contexto específico es una tesis mía que observo en ejemplos de cartas, y la comparto por aquí para que vosotros opinéis, disintáis, etc.

En fin, hay más posibilidades de Mercurio, lo que es lo mismo que más posibilidades de mundos. Podríamos hablar de Mercurio oriental, del que Ben Ezra decía que “es como un hombre que espera poder hacer su voluntad”, o de Mercurio occidental, que es “como un hombre que está triste”. Ruperti decía, en sus Ciclos del devenir, que Mercurio oriental, o Prometeo, era de carácter anticipatorio, mientras que el Mercurio que sale después que el Sol es como Epimeteo, más conservador y que ve después de que han ocurrido las cosas. No me parecen convincentes los ejemplos que he estado manejando aquí: ¿se puede considerar a Franco un hombre que está triste a la par que conservador? O, ¿podemos ver en Yogananda a alguien que espera poder hacer su voluntad y que se anticipa a los hechos o es más progresista? Podemos suponer que es así, pero es solo suponer. Creo que, como en el resto de este estudio, todo está en vías de continua experimentación, por lo que lo vamos a dejar para otra conferencia, más adelante.

Esta ponencia fue expuesta el 15/Jun/2018 en el 35 Congreso Ibérico de Astrología

AUTOR

Rafael Cañete, seguir en FaceBook