En mi caso hay razones astrológicas para ello, en este mes de noviembre, Plutón está pasando por segunda vez por el grado 27 de Sagitario, justo por el lugar donde estaba el planeta Júpiter el día de mi nacimiento, en la Casa XI, la de los amigos. Lorenzo Trujillo ha muerto. En junio perdí un viejo amigo y ahora he perdido un amigo nuevo. ¿Quién era Lorenzo Trujillo? La verdad es que no si a alguien le puede importar, pero a mí sí me importa, Lorenzo era para mí como un brote nuevo del viejo árbol que mora el corazón de todo “buscador” espiritual. Lo conocí en Teotihuacan, durante el temazcal terapéutico de febrero 07, fue él quién me cuidó como cuida y protege un médico a un niño recién nacido que acaba de salir del vientre de la madre. Recuerdo que intenté escaparme del interior del temazcal, pero la chamana me agarró por el cuello y puso mi cabeza sobre su muslo, me tuvo agarrado al cuello con la cabeza bajo, me mantuvo pillado por la nuca en el horno de sacar demonios. La chamana suele montarse encima de la gente para que no escapen, pero tuve mucha suerte y a mi no me lo hizo, al verme atrapado me acordé del cuento sufi de los tres peces y me hice el muerto, así que cuando aflojó la presión, en un momento de descuido me zafé y me lancé gateando a buscar la salida por el otro lado, entonces me agarró Lorenzo, me tiró un poco de agua fría en la cabeza, en el pecho, en la espalda, me calmó un poco y me ayudó a salir. Me envolvió con suma delicadeza y destreza en unas telas como si fuera un rollito de primavera hasta que me recuperé de la experiencia. Me sentí protegido por Lorenzo en unos semejantes al “nacer”. Lorenzo me llevó a Tolantongo, una experiencia que no podré olvidar jamás por muchos años que viva. En las entrañas de la madre tierra de la Sierra Madre, donde hay unas cavernas enormes con aguas termales descomunales e inimaginables para un europeo, me introdujo con él y con Emma e Hilda, las dos compañeras chamanas del viaje, en lo más recóndito e interior de la tierra a través de rios subterranoes con aguas calientes manando por todas partes, me llevó al útero de la tierra y allí, después de un ritual, me sentí renacer, experimenté, recordé o reviví el primer baño en manos de mi madre y de mi abuela. En esos momentos tuve la sensasión de haber nacido a una nueva tribu, a una nueva familia, Lorenzo era esa mi nueva familia. Curador, sanador, chamán, brujo, santero, balam, cualquiera de estos apelativos sirven para difinir a Lorenzo Trujillo. Lo que sé de él es lo que escuché de su boca, lo que me contó Hilda y las experiencias que con él tuve, nada más. Con Lorenzo tuve la experiencia de que recuperaba
a dos de mis amigos y compañeros de búsqueda espiritual
ya fallecidos; Lorenzo Ajo y Pepo Cantos. Tauro Capricornio el primero
y Leo Aries el segundo. Lorenzo Trujillo era Leo Aries, fundía
simbólicamente a mis dos amigos en uno en un plano de mi conciencia
dificil de expresar. Se acabó el futuro, adios Lorenzo, aDios, ahí has estado siempre y siempre estarás. Tito Maciá,
Sirventa, Nov 07 |