Los Puntos Galácticos. El Eón de Piscis y el Cristianismo

Alberto Chislovsky

El fundamento astrológico de sucesos que han marcado grandes períodos de la Historia del Occidente Cristiano, a partir de las ideas de diversos autores

Introducción

Jung, en su monumental obra Aion, vincula al Eón de Piscis con el Cristianismo. Allí lanza su hipótesis más audaz: el paso del punto vernal por el pez vertical corresponde a la difusión del Cristianismo. Pero ya a mediados del siglo XII, se va aproximando a la primera de las dos últimas estrellas de la comisura que une a los dos peces. La otra coincide con el inicio del Renacimiento y la siguiente, ya en el pez horizontal, hacia 1817 mostraría simbólicamente al Anticristo. Se trata del proceso por el cual el espíritu desciende y se “convierte en antiespíritu y el arquetipo vivificador sucumbe paulatinamente en la forma del racionalismo, el intelectualismo y el doctrinarismo”

Jung fundamentó su idea en el movimiento de precesión de los equinoccios sobre la constelación astronómica, de un tamaño diferente (52°, 12’) que la astrológica (30°).

Boris Cristoff ha desarrollado una interesante idea al subdividir el Mes Platónico o Eón de Piscis en 12 subperíodos de 175 años cada uno, en un intento de mostrar grandes períodos de la Historia bajo la óptica astrológica. Esta concepción, sin embargo al tener como único patrón el zodíaco radical iniciado en Aries, no arroja resultados convincentes, en el plano simbólico, con respecto al Cristianismo y al Eón de Piscis.

Por otro lado, Rudolf Tomaschek (1957), Teodoro Landscheidt (1973) y Michael Erlewine (1977), dieron a conocer una nueva dimensión de la Astrología, al sumar los puntos galácticos: Apex, Centro Galáctico y Super Centro Galáctico, popularizados en las actuales efemérides de Ebertin y Michelsen (Centro Galáctico).

El Apex es el punto del espacio hacia el cual se dirige el Sol, arrastrando a su sistema, a una velocidad de 1000 Km. por segundo. El Centro Galáctico es el punto alrededor del cual nuestro Sol y toda nuestra Galaxia, la Vía Láctea, giran en un lapso que media entre 220 y 240 millones de años. Por último, el Super Centro Galáctico, es el punto alrededor del cual un grupo de Galaxias locales, incluida la nuestra gira.

Charles Harvey, en un excelente artículo publicado en Astrología N° 95 , vincula estos puntos, en especial el C.G. (Centro Galáctico) y el S.C.G. (Super Centro Galáctico), con individuos y acontecimientos que marca una evolución o un cambio en la conciencia colectiva de la Humanidad. Como ejemplos de ello, da el acontecimiento del primer vuelo realizado por Orville Wright, el 17 de diciembre de 1903. El Sol estaba en conjunción al C. G. (orbe 1°). Profundiza esta línea, pasando por Von Braun (padre del proyecto espacial americano); Yuri Gagarin (el primer hombre en el espacio) hasta llegar a Neil Amstrong, el primero en pisar la Luna, quien tiene su Luna natal en conjunción al C.G.. También ejemplifica con personas vinculadas a la música, filosofía, política y místicas.

Bruno Huber (1985) y Rosa Sole (1998, ponencia en Cosmovisión Argentina) amplían esta visión vinculada al horóscopo individual. Ellos relacionan al C.G., dada su igual velocidad de desplazamiento, con el Punto Vernal, proponiendo la combinación de ambos. Ellos asocian al Punto Vernal como si fuera el Ascendente y al Centro Galáctico en forma análoga al Sol.

Así, el Eón de Piscis tendría al C. G. en Sagitario, por lo tanto plantearían una era Piscis- Sagitario. Dado el movimiento inverso la próxima sería Acuario (punto vernal), Capricornio (C.G.).

Esta extensión hacia un punto de vista general, nos amplia la mirada individual de Harvey, enriqueciendo la comprensión de la Era. Sole asocia la “tendencia a la agresividad (característica de esta Era), ilustrado claramente tanto por las Cruzadas como por el descubrimiento de América y su “Cristianización”. Y por otra parte (...) el desarrollo de las ciencias naturales y la consiguiente construcción de la civilización tecnológica actual” con la involucración del C.G. desde Sagitario.

Entre esta perspectiva general y la individual de Harvey quedaría un lugar a cubrir. La pregunta surgida es si este espacio podría ser llenado por la división en períodos de Cristoff, pero adaptadas al Eón de Piscis.

Además, si introducimos un Ascendente Precesional con movimiento Simbólico que atraviese los períodos zodiacales, nos permitiría la interacción con estos puntos galácticos en determinadas zonas de tiempo. La pregunta es si este vínculo nos conduciría a resultados realmente significativos, que nos faculten inferir el accionar de estos puntos en el Inconsciente Colectivo y la Historia.

Sumadas a la genial intuición de Jung, quizás nos permitiría ampliarla y tomar conciencia de ciertos hitos en el desarrollo del Cristianismo y su peculiar peso en la Historia de Occidente. Pero, para dar forma a esta idea debemos plantear e intentar solucionar algunas dificultades.

Planteamiento del Problema

La Precesión de los Equinoccios

En la Introducción expuse en forma sucinta la singular visión de Jung acerca del movimiento del punto vernal por los dos peces de la Constelación de Piscis, dando lugar a su interpretación sincronística del tema de los dos hermanos rivales: Cristo y Anticristo. El primero representado por el pez vertical y el segundo por el horizontal mirando hacia el Oeste.

Ampliando la interpretación de Jung, este lugar del espacio ha sido caracterizado en las diferentes tradiciones como el sitio de las tinieblas, del hundimiento de la luz. En la tradición cristiana es el lugar de Satán; en la sufi, el Occidente simbólico corresponde al exoterismo, la literalidad y la materia, que en su extremo extrovertido, “perdidos en el objeto” como diría Heidegger degenera en materialismo y racionalismo. Para completar esta amplificación, siguiendo el principio sincronístico el punto vernal en su viaje al Oeste, pasando la última estrella de la comisura y entrando ya en el segundo pez (principios del siglo XIX), el Occidente simbólico encuentra su lugar en América del Norte, donde se incrementará en nuestros días como pragmatismo tecnócrata.

Jung tuvo en cuenta para su concepción, la constelación astronómica tal como se la observaba en aquel momento, que difiere del “zodión noetón”, las divisiones de 30º en 30º de la Astrología Occidental.

En el año 1969 B. Cristoff expuso su teoría acerca de una Astrología Precesional basada en subperíodos de 30º en 30º. La pregunta surgida es si es posible hacerlos coincidir.

La primer dificultad que nos encontramos para investigar esta posible coincidencia -además de los distintos parámetros tomados por estos autores- es la falta de acuerdo entre los astrólogos, y también entre los astrónomos, para definir en primer lugar la duración de las eras astrológicas. En segundo lugar, los astrólogos difieren también en el inicio de la era de Piscis, dado que cada uno toma en consideración distintas movimientos para establecer su comienzo.

Este problema nace porque el movimiento del plano eclíptico no es uniforme y puede tener una variación de 281.2 años con respecto a la precesión solilunar de 25.694.8 años. De manera que puede ocurrir de 25.413.3 a 25.976 años. Charles Joyce hace notar que “este alcance de variación incluye la proporción actual, 25.868; el período mencionado por Platón, 25.920 y el registrado en la Gran Pirámide de los egipcios de 25.827 años.”

A esta variación algunos astrólogos le agregan la precesión del polo cuyo ciclo es de 25.868 años. De la combinación de ambos ciclos y sus variantes Jayne establece como coincidencia aproximada de los dos Zodíacos Fijo y Móvil el 254 a.C. en concordancia con G. Massey el 255 a.C.. Este autor concluye que puede tomarse un período de transición cuyo punto medio se produjo hacia el 115 a.C., la cual estaría cercana a la dada por Rudhyar: 97 a.C. y Thiorens 125 a.C.

Desde la perspectiva astronómica, considerada por Jung, según la estrella fijada como comienzo nos encontramos a Al Rischa (a 113) coincidiendo en el año 146 a.C.. En cambio tomando en consideración Omicron Piscis, sería hacia el 11 d.C. El astrólogo Robert Hand, quien explora esta línea de Jung, sin embargo difiere en las fechas de coincidencia: toma Al Rischa el 111 a.C.y la Omicron Piscis 7 d.C.

Por último Cristoff toma como punto de inicio el año 0. En cuanto a la duración de las eras Jung toma el mes platónico de 2143 años, Hyde 2156 años, Huber-Sole 2151, varios 2165 y finalmente Cristoff 2100.

Como podemos observar no hay un criterio único para considerar este fenómeno, dados los diferentes puntos de vista de los investigadores. Dado que en realidad todos ellos corresponden a mediciones que reflejan una cualidad cuasi axiomática, por ende condicionada por la psique del observador, seguiré el planteo original de Jung. Ello implica también, por un lado, la conexión a través del principio de Sincronicidad, o sea la noción de hecho único e irrepetible, tal como ocurre en la Historia. Por el otro, también involucra el principio más general de A-Causalidad, donde la regulación de hechos está dada por los arquetipos que colorean con un trasfondo similar a estos sucesos únicos y que el lenguaje astrológico los expresa con elocuencia inigualada.

Por lo tanto, la fecha 11 d.C., coincidiendo con la estrella Omicrón, está en un punto intermedio entre el - 6 a.C. (verdadero año 0, nacimiento de Jesús) y el 25 al 28 dado por Jayne, quien inicia allí un nuevo ciclo de precesión polar, coincidiendo en forma cercana con la probable crucifixión de Jesús.

Cristoff divide el mes platónico de 2100 años en sub-eras de 175 años. Pero su medida no tiene ninguna conexión con el astronómico. Para hacerlo más apropiado debemos elegir entre las diversas variaciones señaladas más arriba. Jung al considerar 2143 años para el mes platónico, toma un total de 25.716 años, muy aproximado a la precesión solilunar promedio dada por Jayne de 25.694.8 años.

Esta medida de 2.143 años es la que tomaré para seguir la investigación por el siguiente motivo: al dividirlo por 12 nos da una era de 178.583 años. Como señalé más arriba, la elección del punto de vista del observador está condicionada por su propia psique, teniendo en cuenta que la psique abarca también a la psique colectiva y sus dominantes los arquetipos, que como demostró W. Pauli en su estudio sobre Kepler, influencian en la conformación de los conceptos científicos . Teniendo en cuenta el descubrimiento del propio Jung del número como factor ordenador de la psique, la elección de Jung pudo haber estado influenciada por el arquetipo de la Era de Piscis. La coincidencia está dada por el ciclo sinódico de los regentes de Piscis, Júpiter y Neptuno. Catorce de estos ciclos resultan 178.923 años. Además el ciclo Júpiter – Saturno, tratado en Aión, coincide con este patrón: 9 períodos sinódicos representan 178.734 años terrestres.

Esta coincidencia en la elección nos hace pensar en la acción del arquetipo por detrás de la conciencia de Jung, aunque él no lo haya aplicado directamente en su investigación.

¿Aries o Piscis?

Cristoff subdivide estos doce períodos basándose en el Zodíaco Radical, o sea comenzando en el 0º de Aries. Dada la demostración efectuada por Jung en Aión, el Cristianismo está identificado con el Eón de Piscis. Desde el punto de vista simbólico, sería más coherente iniciar estos períodos en el propio 0º de Piscis, haciendo coincidir la dirección astronómica del Punto Vernal con esta astrológica, aunque funcionen en direcciones opuestas .

Desde esta visión se presentaría que el último período de la era de Aries, o sea Piscis, estaría anticipando y mostrando la transición hacia la era emergente. En la actualidad estaríamos atravesando el período Acuario de la Era de Piscis. La explosión tecnológica, la liberación sexual, el androginismo, la ruptura de los vínculos tradicionales e incluso el intento fallido de la globalización de unificar la diversidad bajo un solo pensamiento, generando movimientos de revalorización de lo tradicional cultural (doble aspecto: lo muy nuevo o lo muy viejo acuariano) son muestras cabales de esta transición hacia la era de Acuario.

Volviendo al período Piscis de la era Ariana, el historiador Morris Berman, en su obra “Cuerpo y Espíritu”, nos muestra este pasaje al señalar los movimientos dentro del judaísmo que precedieron a la formación del Cristianismo. Berman nota la influencia helenizante, a comienzos del siglo II a.C. (final del período de Acuario), en una clase alta interesada en la asimilación, el manejo del idioma griego era fundamental para ascender en la clase social.

Esto generó una reacción entre los hasídicos (que se remontaban al 300 a.C.) quienes sostenían la observancia ritualista de la Torá conocida como Halacha, teniendo sus bases en las clases populares.

En el 175 a.C., a finales del período Acuario, la sucesión griega llevó al poder al gobernador seléucida Antíoco IV, quien ayudado por los estratos altos de la sociedad, quería convertir a Jerusalem en una Polis griega. Para ello declaró una guerra contra el judaísmo halacha marginando de la ley todas las ceremonias religiosas.

Los siguientes doce años se caracterizaron por una guerra de guerrillas por parte de los hasídicos , entre los que se destacaba Judas Macabeo, concluyendo en la instauración de un estado judío, entre el 164-163 a.C., ya en el período de Piscis (iniciado en el 168.5 aproximadamente).

A su vez alrededor del 150 a.C., los hasídicos se dividieron en dos grupos, uno separatista: los Esenios, una secta ubicada en Qumrám junto al Mar Muerto, dirigidos por un Maestro de la Virtud. El otro grupo también antigriego, los fariseos, quienes creían que debían colaborar con el orden institucional, es decir con la situación política. Berman comenta: “ Durante este tiempo surgió una versión del judaísmo que no estaba –ostensiblemente al menos- involucrada con la Halacha sino con la profecía, especialmente en su forma milenarista y apocalíptica. Muy claramente religión y política -a despecho de los esenios- estaban haciéndose inseparables.”

La literatura apocalíptica tiene como característica asociar acontecimientos recientes con profecías de varios siglos atrás, y anunciar la inminencia del final de los tiempos y el juicio divino, manifestaciones asociadas al Piscis astrológico. Eliade señala en el Apocalipsis de Esdras (fines del siglo I a.C.) un cambio en la literatura apocalíptica, anticipando el desarrollo posterior en el Cristianismo de la Era de Piscis. Se trata de la escisión de la figura de Yahvé –influencia del dualismo iranio- con la aparición de Satán, ya no como ángel acusador (libro de Job), sino como el propio adversario de Dios. Esta escisión es mostrada sincronísticamente por los dos Peces en diferentes direcciones de la constelación, pero esto recién aparecerá con posterioridad en el propio Eón de Piscis. En el siglo II a.C., en el planisferio de Timócrates citado por Hiparco de Alejandría se presenta a la constelación con un solo pez, coincidiendo con la astrología India y Babilonia. En esta última, en tablillas del 600 a.C. se la muestra como la línea de pesca con el pez prendido. En el zodíaco de Denderah aparecen los dos peces pero siguen la misma dirección.

Como podemos observar, los temas señalados anticipan con claridad el advenimiento de la Era por venir. Sobre este tópico volveré más abajo.

El Ascendente Simbólico Precesional

Para poder vincular los puntos galácticos en una dinámica histórica, propongo como hipótesis de trabajo una dirección simbólica del Ascendente que se inicia en el 0º de Piscis, cuyo movimiento es en mismo sentido de los puntos galácticos, o sea en el tradicional directo . De esta forma, este Ascendente interaccionará con los puntos galácticos en los diversos ángulos posibles a lo largo del Eón. La hipótesis a estudiar es si estos contactos marcan algún hito saliente dentro del período de 178.583 años. El movimiento por grado es aproximadamente 6 años (5 años, 11 meses, 15 días).

Harvey, en el artículo citado, al trabajar con estos puntos en temas natales utiliza un máximo de 2 grados de orbe, lo cual en este tipo de direcciones daría un arco de 24 años (superior e inferior). Este orbe sería excesivo para este tipo de investigación. Aunque los acontecimientos históricos se van gestando en períodos de tiempo más extensos que los individuales, utilizaré orbes más pequeños sin superar el grado en lo posible.

Por ejemplo tomando la fecha de la versión definitiva del libro de Daniel y del libro de Henoc, 164 a.C., nos encontramos que correspondería el A.S.P. (Ascendente Simbólico Precesional, de ahora en adelante con estas siglas) en 0º 40’ de Piscis. Estaría en oposición al S.C.G. en 0º 51’ de Virgo, con un orbe de 11 minutos, también coincidiría con la instauración del estado judío con Judas Macabeo.

La división entre las dos corrientes: Esenios y Fariseos hacia el 150 a.C., nos muestra el Apex a 2º 22’ de Sagitario, en cuadratura al A.S.P. en 3º de Piscis (orbe 38’).

Finalmente, y con ciertos recaudos dada la falta de confirmación de los acontecimientos históricos, si tomamos el inicio del ministerio de Jesús a los 12 años (6 d. C.), en la sinagoga donde se declara hijo del Padre celestial (Lucas, 2, 49). Tendríamos al Centro Galáctico en 29º 15’ de Escorpio (Padre Celestial, I derivada) en trígono al A.S.P. en 28º 49’ de Piscis ( hijo, V derivada) con un orbe de 26’.

Es interesante esta relación porque si la era de Piscis según Huber-Sole es Piscis-Sagitario, Jesús nace y responde al Dios de Aries-Escorpio, al Dios señor de los ejércitos, violento, iracundo, posesivo y celoso de los judíos. De allí la interpretación de Jung de su nacimiento como el primer pez de Piscis y su muerte como el último carnero de la era de Aries, concretando el sacrificio prefigurado por Isaías. Esto último así lo entendía también Agustín de Hipona en su Civitas Dei XVI, cap. XXII: “Quien era ese carnero por cuya inmolación se cumplió el sacrificio?. ¿a quien prefiguraba aquel sino a Jesús?”

Sin embargo, el C.G. entrará en Sagitario hacia el 80 de nuestra era (Huber considera 85), lo cual daría un viraje a lo iniciado en el período anterior. La pregunta surgida es si este cambio astrológico tendrá consecuencias en el desarrollo del Cristianismo posterior.

San Juan el bautista

La Era de Piscis

Período Piscis (11- 189.583 aprox)

Al tratar el período de Piscis de la era de Aries, señalé una serie de hechos históricos que, según el historiador Morris Berman, crearon las condiciones para el advenimiento del Cristianismo. Berman comenta: “como muchos eruditos lo han reconocido, la tensión de la helenización vs. Halacha fue la que preparó el escenario para el surgimiento del Cristianismo”.

Además en esta transición se anticipaban los temas propios del Eón de Piscis: 1) aparición de la figura del adversario de Dios: Satán. 2) la literatura apocalíptica interpretando los hechos de ese momento en base a profecías “anteriores”. 3) inminencia del fin de los tiempos y el juicio divino.

Ya en el nuevo Eón y en el contexto propiamente judío, estas dos tendencias –representadas por los peces enfrentados- se reflejan en aquellos que se adaptaban a las costumbres paganas y su dominio político (pez occidental) y en la Halacha que se resistía tanto a la cultura como a la política foránea, (pez vertical). A su vez estos se subidividían en aquellos que acordaban con el poder político (fariseos) y los que directamente se apartaban (esenios).

Desde el punto de vista junguiano nos encontraríamos con las tendencias opuestas de extraversión (clase alta judía helenizada) e introversión (esenios) y un punto intermedio en los fariseos.

A través de Juan el Bautista –quien se cree pudo haber vivido unos años con los esenios- Jesús tiene afinidad con esa rama del judaísmo que buscaba recuperar el espíritu de la ley, renovando la costumbre rígida y desvitalizada.

Elaine Pagels comenta: “Jesús advierte que la llegada del juicio final haría zozobrar el mundo social y político. Entonces “muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros (Mateo 19,30) y la llegada del reino se mostrará ante los que entonces eran “despreciados y rechazados”.

Las ideas proclamadas por el rabí Jesús en su ministerio ya en el Eón de Piscis le corresponden simbólicamente, en especial el pez vertical : el abandono de lo material- ritual en aras de lo espiritual; la ayuda al prójimo, el advenimiento del Juicio Final y el reconocimiento de los marginados. Además los símbolos que luego identificarán a sus seguidores: los apóstoles pescadores y pescadores de hombres, el bautismo en las “piscinas”, los discípulos como “pececillos”, el pez como señal de reconocimiento, etc.

Pero como vimos el Eón de Piscis está dominado por el mitema de los hermanos rivales , sus seguidores pasaron a ser una secta de las muchas que existían dentro del judaísmo, aunadas por la observancia de la Torá, más allá de sus concepciones diferentes. Paul Johnson comenta: “para muchas personas seguramente era poco más que una secta judía piadosa y humilde, inclinada a la caridad, a compartir los bienes, a reverenciar a un Jefe injustamente tratado, y dotado de un mensaje apocalíptico.”

Johnson nos confirma en su descripción las características asociadas a Piscis. En el mismo texto, nos comenta que el cristianismo incipiente era atacado por algunos sectores de la ortodoxia, poniendo límites a su acción. El movimiento entero corría el peligro de ser detenido primero y luego reabsorbido, por ello la expansión del mensaje a los gentiles comenzará a cobrar una importancia fundamental.

En ese contexto aparece la figura de Pablo de Tarso, quien será el propulsor de esta expansión –resistida por la ortodoxia del Templo- y el primer teólogo del Cristianismo.

Al igual que en la división anterior entre los radicales esenios y los “helenizados”, con un punto intermedio encarnado por los fariseos, el Cristianismo inicial se había dividido entre los hebreos y los helenistas.

Los “hebreos” eran más conservadores y legalistas, a pesar de que esperaban la parusía, la segunda venida de Cristo. Seguían con fidelidad el código judío de las prescripciones rituales y representaban “mejor que nadie el movimiento llamado judeo-cristianismo.” En cambio, los helenizados no tenían gran estima por el culto celebrado en el Templo. Los helenistas eran un pequeño grupo residente en Jerusalem, luego expandido entre los judíos de la diáspora y en la comunidad pagana de Antioquia donde surgió por primera la designación de “cristianos”. Allí se tradujo el término “mesías” al griego Cristos y terminó por convertirse en nombre propio. Se produce la conjunción del mesianismo judío con la religiosidad y pensamiento griego, decisivas para la evolución posterior del cristianismo. Eliade comenta: “mérito inapreciable de Pablo, fue el haber captado los supuestos del problema y haber tenido el coraje de combatir incansablemente por imponer la única solución que estimaba justa y coherente”.

Pablo, por un lado, nos muestra en sí mismo el carácter arquetípico dual representado en el tema de los hermanos rivales del Eón de Piscis. Primero perseguidor de los cristianos, aprobando la lapidación de Esteban, el primer mártir de la fe cristiana (Hechos, 8,1). Luego en un violento giro hacia el opuesto, se transforma en el más vigoroso defensor luego de su visión de Jesús en camino a Damasco. Allí establece una participación mística con la figura de Cristo. Paul Johnson data esta revelación dos años después de la lapidación de Esteban en el 36, o sea en el 38. La coincidencia significativa está dada por el A.S.P.(4º 31’ Piscis) en oposición al S.C.G.(4º 20’ Virgo, orbe 11’), que coincide también con la época de la crucifixión (ver más abajo), mostrando la visión reveladora. Además está en cuadratura inferior al Apex en 4º 59’ de Sagitario (orbe 28’). Este suceso es el germen de la división posterior entre judeocristianos y cristianos, dada la idea de Pablo de ampliar el círculo a los gentiles (Apex, Sagitario). Esto parece concordar con lo expresado por Tierney acerca de la cuadratura inferior: “La vida nos forzará a apartarnos de las respuestas habituales desarrolladas en el pasado (...)que ya no pueden nutrir ni apoya emocionalmente nuestro desarrollo. Ahora necesitamos establecer un nuevo sistema de apoyo o base vital de operaciones para nosotros mismos, sugiriendo el abandono de los símbolos de seguridad previos.” Este aspecto es el mismo que en el período anterior en la era de Aries coincidía con la separación entre Esenios y Fariseos.

La reflexión paulina sobre su propia vivencia parece confirmarlo. Su identificación mística con Cristo, ritualizado en el bautismo, equivale a la salvación. La redención era un don gratuito de Dios y no un producto de la observancia de la Ley (cambio del ritual de Sagitario por el Don del mismo arquetipo); estar bajo ella supone permanecer “esclavizado a los elementos del mundo” (Gal. 4,3). La redención, por otra parte, era indistinta tanto para los judíos o paganos, esclavos o libres (1Cor. 12,13) (Piscis).

Estas ideas tensionaron al máximo la relación con los judeo-cristianos de Jerusalem, constelando, una vez más, ahora en el exterior, el arquetipo de los hermanos rivales, pero la separación se dará a partir del año 80. Por otro lado aparece en Pablo- como anteriormente en Jesús- la experiencia mística, la disolución de la conciencia en el arquetipo de la Totalidad, expresado en el lenguaje moderno, asociado astrológicamente al Eón de Piscis (Cristo) , según fundamenta Jung en Aión. De allí la idea “nos bautizaron con el único Espíritu” (1Cor. 12,13).

Otro elemento vinculado a Piscis, es la inclusión del enthousiasmus dionisíaco, a través del carisma, concesión hecha a los griegos, transformada en los dones del Espíritu Santo. Estos incluían: el don de sanar, el poder de realizar milagros, la profecía, el don de interpretar lenguas (todos ellos vinculados a Piscis y Sagitario en la profecía).

Pablo los jerarquiza en apóstol, profeta y doctores. Luego agrega un camino excepcional: “ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles que si no tengo amor, no paso de ser una campana ruidos o unos platillos estridentes. Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber, ya puedo tener toda fe, hasta mover montañas, que si no tengo amor , no soy nada” (1Cor. 12, 31; 13,1-13). Pablo escribe intentando corregir las tendencias extáticas dionisíacas que llevaban al libertinaje (1Cor., 6,12-15-18), a la “vanitas mundana” y a la “voluptas terrena”, el lado oscuro del arquetipo Piscis y de la diosa madre y el amor que le diera forma: Atagartis vinculada por Jung con Ishtar, Astarté y Afrodita, “ésta como Venus planetaria tiene su exaltación en Piscis”.

Pablo apela al lado luminoso del Amor. Podríamos relacionar esta reflexión paulina con su vivencia mística relatada en al segunda carta a los Corintios (12,1-11) donde es arrebatado al tercer cielo. Entre los gnósticos y en el misticismo astral que utilizan el orden caldeo, este cielo corresponde a Venus. Pablo, como lo muestra en Colosenses (2, 14-15) donde Cristo libera de la “nota escrita” de los arcontes planetarios, podría haber estado en conocimiento de este orden.

No sería la única concesión al gnosticismo. Eliade señala en 1Corintios (47,48): “el primer hombre salió del polvo de la tierra, el segundo procede del cielo. El hombre de la tierra fue el modelo de los hombres terrenos, el hombre del cielo es el modelo de los celestes”. El erudito rumano muestra en este texto como hace suya la idea dualista (también en 1Cor,14-15) fundamental en el gnosticismo de un hombre “psíquico” inferior opuesto a un “hombre espiritual”.

Es justamente el gnosticismo el gran rival, el hermano contendiente que ya Pablo percibía y que dará lugar a las violentas contiendas del período de Aries.

Antes de pasar a ese período veamos la incidencia del ingreso del C.G. a Sagitario alrededor del 80. En ese lapso de tiempo mediando entre los 75/80 se empiezan a escribir los primeros textos, el primero el Evangelio de Marcos, que para esos años alcanza su versión definitiva (había sido publicado entre los helenistas un cuarto de siglo antes). De los mismos años se considera la Epístola a Santiago.

El Evangelio según Lucas y los Hechos de los Apóstoles vienen a la luz entre el 80 y el 85, y el de Mateo entre el 85 y el 95. La división entre la religión del dios de Israel (Aries- Escorpio) y su hijo (Piscis- Sagitario) se estaba gestando. El historiador de las religiones Etienne Trocmé concluye: “la separación se ha producido ya y es admitida por todos. Pero ambas religiones han entrado en competencia y el evangelista se esfuerza por armar a la más joven para esa competición, asegurándole sus derechos a la herencia de la otra.”

Alrededor del 85, las autoridades judías ortodoxas anatematizaron a su joven retoño: “que los nazarenos y los herejes sean destruidos rápidamente y apartados del libro de la vida”, este juicio fue incorporado a la liturgia de las sinagogas, mostrando los valores del Eón de Aries-Escorpio. Pero como afirma Paul Johnson al comentar este juicio de la ortodoxia: “la herejía fue otro regalo judaico a la iglesia Cristiana, donde pronto comenzó a florecer lujuriosamente”. Hacia el 125, el C.G.(0º 28’Sagitario) hace su primer aspecto con el A.S.P. (19º 9’, Piscis, orbe 41’) 108º, de la serie creativa del quintil. En ese momento se crea la Apología cristiana, un nuevo género literario donde se intentaba inscribir al cristianismo naciente como en el contexto de la mejor tradición griega constituyendo la filosofía más completa.

Jesucristo y los apóstoles en la última cena

Volviendo al año 85, en él nace el primer crítico y hereje expulsado de la Iglesia Cristiana, Marción, de la escuela paulina y su más grande adepto teológico. Para él, el Dios del Antiguo Testamento no podía ser el padre de Jesucristo. “El Dios del Antiguo Testamento era intolerante, celoso, duro, cruel, belicoso y feroz (...) Para él era una enormidad castigar en los hijos los pecados de los padres, y hacer sufrir a los inocentes por los culpables. Por consiguiente, pedía que se destronara a Yahvé, o por lo menos que se limitaran sus atributos.”

Marción percibía en realidad al Dios del Eón Piscis- Sagitario, un “Dios superior, o Dios Redentor, al que calificaba de un Dios extraño, desconocido. Lo enfrentaba al Dios inferior de este mundo”. El Dios superior le parecía la “bienaventuranza y la perennidad, que no se pone dificultades a sí misma ni a nadie”. Su hijo era Cristo, que no tenía nada de terrenal, ni carne ni cuerpo. ¿Cómo iba a manifestarse pues, la substancia del Dios Superior en este mundo? Por lo tanto (...) el Padre y el Hijo eran lo mismo, como el Hijo y el Evangelio. El espíritu vive de espíritu y engendra espíritu”.

Sin embargo desde el punto de vista observado, el joven Jesús captó a su padre del Eón Aries-Escorpio diferente al planteado por Marción. Siendo el cordero del sacrificio, marcando el paso al nuevo Eón y a la nueva concepción del más alto valor psicológico del hombre (definición de Dios para Jung). La pregunta surgida es si habría ocurrido algún fenómeno sincronístico, involucrando a algún punto galáctico, que denote este pasaje?.

Si tomamos la crucifixión de Jesús hacia el año 30 (se la calcula entre el 28 y el 30), nos encontramos que el A.S.P. estaría en 3º 14’ de Piscis haciendo oposición al S.C.G. en 4º 13 de Virgo (orbe 59’). ¿Será el S.C.G., el Dios extraño, desconocido de Marción?.

Si consideramos las especulaciones medievales, recogidas por Jung en Aión para amplificar el tema de los hermanos rivales, sobre la pretérita carta de Jesús, basada en la conjunción Júpiter- Saturno en Piscis, del 27 de Mayo del –6 (Jung toma el 29), utilizada también por Hiriart Corda y con la cual también trabajé en Utopías del Renacimiento (2º parte, en el Congreso de GEA 2003) -agregándole los planetas transaturninos para mostrar la curiosa y peculiar coincidencia de la carta con la descripción de la imagen arquetípica brindada por los evangelios- llegamos a una llamativa configuración.

El Sol está en Géminis (hermanos rivales) en 2º 06’ y el eje MC/FC en 3º 48 de Sagitario- Géminis. Superponiendo la posición de los puntos galácticos sobre la carta en el momento de la crucifixión (utilizando el orbe de Harvey de 2º) nos encontramos con que se forma una Cruz Cósmica-Galáctica entre el A.S.P. en 3º 14’ en conjunción con Urano (5º 46’ de Piscis); el Sol y el FC en Géminis (2º 06’ y 3º 48’); el S.C.G. en Virgo (4º 13’, Plutón está en 7º 16) y el Apex en Sagitario (4º 53’) en conjunción al MC (3º 48’).

Esta configuración parece coincidir con mayor precisión con los ideales del Cristianismo inicial: una religión que llama a la liberación de las ataduras del mundo (A.S.P. Urano en Piscis), del temor a la muerte (Plutón) trascendiendo a un reino “que no es de este mundo” (S.C.G.; Apex), debiendo vencer para ello al hermano rival, el “príncipe de este mundo” (Sol ,Géminis FC).

En la identificación mística de Pablo con Cristo, a través de su visión, se extiende este aspecto de S.C.G., pero, como plantearía Eliade, el estado inicial, “la perfección de los comienzos”, en el illo tempore (aquel tiempo), comienza a sufrir la degradación del tiempo.

Período Aries (189,58- 368,16 aprox.)

“Todo comienza en misticismo y todo termina en política”. Esta frase de Charles Peguy resumiría el paso del misticismo inicial de los primeros cristianos y su paulatina degradación hasta la oficialización como religión de Estado del Imperio Romano.

Este proceso se inicia precisamente con al asunción de Víctor I como obispo de Roma en el 189. Gontard comenta: “Corresponde a ese africano el mérito de haber transformado paulatinamente las anteriores comunidades de fe, amor y sacrificio (Piscis), en la forma fija de una Iglesia organizada. El clero obtuvo autoridad y facultades de culto. Estaba la lado de los cristianos y encima de ellos.”

Este accionar se venía preparando desde Clemente de Roma (90-100) y una generación posterior en Ignacio de Antioquia quien la profundiza al sostener que el laicado debía obedecer al obispo como “si fuera Dios” y preside “en el lugar de Dios” (Carta a los de Magnesia 6,1; Efeso 5,3). Visión que finalmente coagulará en este mismo período con el cielo como reflejo de la corte imperial de Constantino hacia el 325.

A Marción, el primer hereje, se sumaron otros quienes sostenían como Valentín (hacia el 140), que el Dios de los Ortodoxos: “reina como rey y señor, que actrúa como Comandante militar, que establece la ley y juzga a quienes la infringen, resumiendo, es el Dios de Israel”.

La acusación de los gnósticos, así se hacían llamar los que diferían de la ortodoxia, era que este Dios al cual los ortodoxos reverenciaban era un Demiurgo, un dios inferior apartado del principio superior y que era representado por el Dios de Israel. Expresado en el lenguaje astrológico era el del Eón Aries-Escorpio. La pregunta surgida es los llamados gnósticos, como vimos en Marción, postulaban su más alto valor en el correspondiente al Eón de Piscis-Sagitario.

¿Quiénes eran los gnósticos? La gnosis se basaba en la transmisión de ciertos conocimientos y ritos secretos reservado a un cierto número de adeptos. Este tipo de transmisión ya se hallaba en los misterios de las grandes religiones paganas, pero también en el judaísmo normativo y en las sectas judías: esenios, samaritanos y fariseos en la forma de la ascensión a los cielos (Merkhabá) cuyo modelo era el profeta Elías y su carro de fuego.

Ellos consideraban las esferas planetarias celestes, pero se perfilan las diferencias con las religiones mistéricas tales como la órfica, incluso el platonismo, debido a que la creación del Mundo se debe a este demiurgo ignorante y maligno, el dios del Antiguo Testamento, por lo tanto es mala. La Gnosis parte del conocimiento de los ritos, oraciones y pasos para escapar de los arcontes y su maléfica influencia.

Esta visión de la Creación y del dios del Antiguo Testamento, sumada también a la negación de la encarnación, muerte y resurrección del hijo, llevó a la ortodoxia a considerar su interpretación del mensaje evangélico como falsa, es decir otra “herejía”.

¿Cómo trataban sus enseñanzas los diferentes maestros gnósticos? Variaba según cada uno de ellos, pero podríamos resumirlo en el siguiente esquema: 1) origen y creación del mundo, del mal ; 2) caída del espíritu y prisión en la materia; 3) descenso del redentor divino para salvar a los hombres; 4) liberación gracias a la Gnosis; 5) victoria final del Dios Trascendente (no el Demiurgo).

Podemos observar este dualismo planteado entre espíritu y materia en los dos peces de la Constelación, el vertical (espíritu) enfrentado al occidental (caída en la materia). Recordemos la asociación tradicional de las prisiones en este caso corporal (Piscis en casa I cósmica del Eón) y por ende la búsqueda mística de trascenderla y fusionarse con la divinidad (Piscis).

Este mismo deseo de unión mística es el que se manifiesta en el mito valentiniano de la caída, donde Sophía, la sabiduría, en su ardiente deseo por fusionarse con el Padre, principio absoluto y trascendente, provoca el origen del mal y las pasiones. Este mito se hallaba presente en el considerado proto-gnóstico Simón el Mago, contemporáneo de los apóstoles, quien exaltó en Elena, una prostituta hallada en un burdel de Tiro, la encarnación de la Sabiduría divina.

Desde la óptica astrológica nos encontramos con la exaltación de Venus en Piscis, como deseo exaltado de Sophía y caída en la materia, en el mito valentiniano, y luego como prostitución sagrada y redención en Elena. Eliade lo expresa: “La unión del mago y de la prostituta sagrada asegura la salvación universal, porque es en realidad la reunión de Dios y de la Sabiduría divina.

Los gnósticos también se apoyaban para afirmar esta figura femenina en la prostituta redimida: María Magdalena. En su disputa con la ortodoxia, la hacen aparecer como la preferida de Jesús (Ev. de Felipe 63,32; 64,3); como la primera que lo vio al resucitar (Diálogo del Salvador 139, 12-15); de una gran sabiduría por encima de Pedro (Pistis Sophia) “Una mujer que conocía el Todo”.

Esta disputa entre María Magdalena y Pedro refleja simbólicamente la lucha entre las dos iglesias, similar a la anterior organización del judaísmo. Desde el punto de vista astrológico este combate es pletórico en significación dado que a Pedro se le atribuye tradicionalmente el lugar de Aries entre los 12 apóstoles. Nicolás Devore lo describe: “Pedro el ardoroso, el impulsivo, el irritable, líder pionero, que a su tiempo se convirtió en la roca sobre la cual se fundó la Nueva Iglesia del “Cordero”.

Por lo tanto nos encontramos una vez más con el conflicto Aries (Pedro-Ortodoxia- Dios de Israel- Eón de Aries), Piscis (María Magdalena-Sophía-Elena, Gnósticos, Eón de Piscis), del cual también se desprende el lugar de lo femenino y la mujer en cada una de las diferentes organizaciones.

Hasta 10 o 20 años después de la muerte de Jesús, sostiene, Pagels, las mujeres ocupaban cargos directivos en las iglesias locales y “ejercían en calidad de profetas, maestras y evangelistas”. Pero hacia el año 200 no existen pruebas de que las sigan desempeñando en las iglesias ortodoxas.

El proceso se había iniciado con Pablo (Corintios 14,34), Clemente de Roma lo continúa. A mediados del siglo II ya las mujeres eran segregadas de los hombres como en las sinagogas. A finales de siglo su participación en el culto es condenada y para el 200 es confirmada la carta pseudo paulina de Timoteo que exagera el sesgo antifemenino de Pablo: ”La mujer oiga la instrucción en silencio, con toda sumisión. No permita que la mujer enseñe ni que domine al hombre. Que se mantenga en silencio.” (I, 2, 11-12).

Es precisamente que el C.G. (1º 41’ de Sagitario) hace su segundo aspecto con el A.S.P. (1º 50’ Aries, orbe 9’). Aunque es muy temprano para sacar conclusiones llama la atención la relación del C.G. con el Cristianismo de la llamada línea ortodoxa, ligado en sus prácticas al judaísmo. Si observamos la secuencia es bastante sugestiva: 1) Jesús proclamándose hijo del Padre, pero en la sinagoga (6 aprox., Trígono desde Escorpio); 2) publicación de los primeros textos (80, entrada en Sagitario) 3) creación del género apologético 4) ahora represión de lo femenino volviendo a lo patriarcal judío (200, trígono desde Sagitario).

La crucifixión, hecho que da origen a todo el movimiento posterior y gran parte de las discusiones entre las distintas facciones, corresponde en primer lugar al S.C.G. y al Apex. Son precisamente estos puntos los que harán coincidencias significativas más que sugestivas con el único movimiento hereje que puso en peligro, durante el período de Aries y con posterioridad, a la Ortodoxia: el Maniqueísmo.

2

¿Por qué el Maniqueísmo jaqueó al Cristianismo? Antes de responder esta pregunta quizás deberíamos comprender el triunfo de la Ortodoxia sobre los gnósticos. Los valores de Piscis sostenidos por los últimos, su rechazo al mundo y por ende su debilidad en la organización (introversión desde el punto de vista psicológico), debían palidecer ante la estructuración y la imagen divina que los sustentaba: amo, señor, juez y comandante de los ejércitos, asumida por el clero como su representante, más propio del período Aries. Esto refleja, desde el punto de vista sincronístico, el “espíritu de la época” (extraversión).

Es tal vez Mani (216-277), el fundador de este movimiento, quien se adaptó a este espíritu, dado que su propia constitución arquetípica se lo permitía (14/4, nativo de Aries). García Bazán explica: “ Para Mani la causa de las herejías y de la decadencia de las religiones de los tres grandes enviados que lo precedieron: Buda, Zoroastro y Jesús, fue que ellos no habían fijado sus enseñanzas por escrito. Teniendo el tiempo de la revelación un plazo determinado, una vez aparecido el revelador pleno, “sello de la profecía”, que anula lo anterior y comienza la etapa del final, debe fijar su revelación por escrito, darle la forma de un canon invariable y exigir a los seguidores la reproducción cuidadosa para que lo revelado alcance su fin universal.”

Podemos observar el arquetipo Aries en acción, un nuevo comienzo, “sello de la profecía” anulando lo anterior. Como señalé más arriba, Mani era nativo de Aries (14/4/216) , considerando 2º de orbe (harvey), el C.G. (1º 54’) estaba en biquintil con el Sol natal (23º 58’ Aries, orbe 1º 56’), reflejando su solución creativa (BQ) de colocarse (Sol Aries) como sello de la profecía (C.G. Sagitario), cuyo antecesor inmediato había sido Jesús.

Otro elemento que contribuyó también a su éxito y difusión, es que a diferencia de los gnósticos presentaba un “optimismo anticósmico” (C.G. Sagitario). El mundo es una mezcla de tinieblas y luz formado a partir de los cadáveres de los príncipes-arconte, pero “el acto de Creación del Mundo fue atribuido a un demiurgo bueno llamado Espíritu Viviente.” Este elemento contribuiría, como afirma Bazán, “para actuar misional y exotéricamente hacia fuera, como el primer nivel necesario de la transformación hacia lo estable del Universo, y esotéricamente hacia su interior, como la culminación de ese destino transformador, para que de este modo se alcance la liberación universal de todo lo que debe permanecer y ser salvado dentro del mundo cambiante”. Además del aspecto introvertido (esotérico), Mani se ocupó del aspecto extrovertido: escritura, enseñanza y expansión de la prédica; lo cual hizo que el Maniqueísmo sobreviviera y se convirtiera en “la más perniciosa de las herejías”.

Mani tuvo dos revelaciones, la primera a la edad de 12 años (primer retorno de Júpiter 27º45’ Escorpio), en donde se le instaba abandonar la comunidad elkesíta de fervor cristiano. En el 228, el A.S.P. (6º 27’ Aries) en quincuncio superior -de matiz escorpiano en concordancia con su Júpiter natal- con el S.C.G. (6º 59’ Virgo, orbe 32’). El Dios Supremo y Bueno del Maniqueísmo-Gnosticismo (S.C.G. ¿podemos asociarlo al “puro” y “perfecto” Virgo?) le instaba a abandonar (quincuncio) la comunidad de su padre.

La segunda revelación ocurre a los 24 años, en el 240 (segundo retorno de Júpiter), esta nueva revelación lo instó a actuar: “Ha llegado el tiempo de manifestarte públicamente y proclamar en voz alta tu doctrina”. . El A.S.P. (8º 29’Aries) está en trígono al Apex (7º 49’ Sagitario, orbe 40’); “la fuerza que guía a la personalidad” , como define Landschort al Apex, le anunciaba el tiempo (A.S.P. Aries) de actuar y proclamar su doctrina.

Volviendo al Cristianismo, luego de derrotar a su hermano rival el Gnosticismo, poseyendo el sitial de Pedro (Aries, II cósmica), quedaba la mayor tarea, imponerse a la mayor maquinaria militar de la Historia, el Imperio Romano y “sustituir el poder imperial- militar (Aries) por un régimen mesiánico milagroso (Piscis)”. La dialéctica con los gnósticos se repetía en apariencia, pero en forma invertida; los cristianos volvían a su búsqueda original. Pero la sombra del deseo de poder (II, Aries) constelada en el “espíritu de la época”, conspirará contra este anhelo.

3

En el año 297, el césar Galerio derrotó al rey Sasánida de los persas, Narsés, lo cual incrementó su influencia sobre el Emperador a quien aconsejó la política de persecución de los cristianos, cortando un período de tolerancia hacia ellos iniciado –con algunos episodios aislados- en el 260.

En el 298, el mismo Galerio provoca una depuración en el ejército, al obligar a los soldados y oficiales cristianos a realizar ceremonias que su culto les impedía. En el 297 el A.S.P. (18º 3’ Aries, ejército) hacía una sesquicuadratura inferior (conflicto) al C.G. (3º 1’ Sagitario, culto religioso) con un orbe de 2’. Galerio se comportaba como dice Tierney de este aspecto: “el impulso por sentirse importante lo llevará a comportarse en forma dominante.” Pero del lado de los cristianos también se expresa este aspecto: “la tendencia a ignorar o desafiar indirectamente las restricciones impuestas por el medio ambiente es característica de este aspecto.”

Con esta combinación de actitudes propiciadas por el trasfondo arquetípico, la consecuencia fue que en el 303 (orbe 1º) se declara la nueva y última persecución. La solución planteada por Tierney para este aspecto es : “nuestra habilidad para crecer a través de los asuntos interpersonales necesitará de nuestra voluntad para ajustarse y reorientar nuestros deseos que se basan en un mayor reconocimiento y respeto por las necesidades ajenas.” Esta es la habilidad y la astucia política que se manifestó en el décimotercer apóstol –como le gustaba nombrarse- el salvador de los Cristianos: Constantino (circa 280 –337). Este emperador aprovechó la fuerza de la religión cristiana para religar un Imperio tambaleante y aseguró su supervivencia.

El emperador asoció su culto del Sol Invictus al cristianismo. Previo a la batalla de Puente Milvio (25/10/312), dice soñar con Cristo, que le revelaba el lábaro, la insignia con la que debía combatir a los enemigos de Cristo. Al día siguiente tiene una nueva visión: la cruz encima del Sol. La sesquicuadratura inferior está vinculada a Leo, este trasfondo, vehiculizado a través de su conjunción Urano- Neptuno en Leo natal (281 partil en 8º9’) se manifestaba como el nuevo Mesías Rey y guerrero que los judíos esperaban. Constantino se transforma en el “señor de los ejércitos”•(Aries) que aguardaban los cristianos ortodoxos para lograr el sueño del “régimen mesiánico milagroso”.

Trece años después, en el 325, convoca el Concilio de Nicea, donde interviene directamente imponiendo su decisión sobre las disputas con el Arrianismo. La Ortodoxia sostenía que Jesús era el hijo unigénito de Dios igual al Padre, de la misma sustancia que él. Para el obispo Arrio, la segunda persona de la Trinidad era inferior al Padre, puesto que había sido engendrado como mortal. Constantino impuso el primer punto de vista bajo la amenaza de destierro; a partir de allí, el Poder imperial comenzó a hacer de “policía (Aries!!) de la fe en el interior del cuerpo episcopal.” Los obispos empiezan a asustarse de esta influencia, algunos de ellos son obligados a renunciar.

El A.S.P. (22º 45’ Aries) hace para el 325, la sesquicuadratura superior con el S.C.G.(8º 21’Virgo, orbe 36’). Esta vez Constantino tomó el lado más oscuro del aspecto: “la ruptura ocurre debido a nuestra compulsión interna por intentar que los demás sean como nosotros queremos.” De esta forma impone (sesquicuadratura) a Jesús como hijo unigénito (Aries) del Dios Trascendente (S.C.G.) y de la misma substancia (Virgo). Pero como ocurre con este aspecto: “nuestros esfuerzos para remodelar a la gente mediante sutiles juegos de poder tropieza a menudo con la resistencia inesperada que nos hacen, suscitando antagonismo y resentimiento mutuos.” Esta imposición de su idea y la expulsión de los arrianos tuvo graves consecuencias posteriores, imprevisibles en aquel momento.

Unos años después, el 11 de mayo del 330, Constantino funda la nueva Roma, la nueva Capital del Imperio, que marcará también consecuentemente la división en la primacía posterior tanto política como religiosa. Además mostraba el doble discurso del Emperador, por un lado decimotercer apóstol, por el otro colocando su propia estatua en el hipódromo que tenía en la mano una estatuilla de oro de la diosa de la fortuna Tiqué. Un decreto disponía que se debía hacer una reverencia ante esta imagen, volviendo al culto del Emperador-Dios , el Sol Invictus. El A.S.P., (23º 40 Aries) hacía la sesquicuadratura superior con el Apex (9º 5’ Sagitario, orbe 25’). Con sutiles juegos de poder, Constantino (A.S.P. Aries) seguía manteniendo la religión anterior y en sus manos estaba la fortuna, la diosa cuyo poder sometía al mundo (Apex, Sagitario, Júpiter como planeta de la fortuna). Desde una perspectiva más amplia podemos observar que una vez más al Apex involucrado en una división: 1) esenios y fariseos (Piscis, era de Aries) 2) la revelación de Pablo, germen de la división entre cristianos y hebreos (Piscis, era de Piscis) 3) la segunda revelación de Mani y la división entre cristianos y maniqueos , y 4) la fundación de Constantinopla, como nueva capital del Imperio y germen de las futuras luchas políticas y religiosas.

Con este último hecho llegamos al final del período de Aries, donde el Cristianismo Ortodoxo se impone a su hermano rival el Gnosticismo y luego es aceptado en el Imperio Romano. Pero los conquistadores han sido conquistados, su religión de fe, compasión e igualdad, se ha degradado y ha dejado lugar al Dios del Eón Anterior y de este período, como señor, amo y comandante de los ejércitos, representado por Constantino y el poder imperial.

Período Tauro (368,16- 546,74)

Llegamos al tercer período cerrando el primer cuadrante que sintetiza e intenta una solución a lo ocurrido en los dos períodos anteriores. El tema de los hermanos rivales subyacente en el Eón de Piscis, se había manifestado en el primer período con el conflicto y separación de la religión madre, el Judaísmo. Luego comenzaron las disputas entre las diversas iglesias que se profundizaron en la primera fase del período Aries. Luego, en la segunda, llevaron al enfrentamiento con la propia estructura imperial y la aceptación del Cristianismo como religión del Imperio, conviviendo con las anteriores paganas.

En el período Tauro, podríamos utilizar una expresión del obispo de Roma (90-100), Clemente, que lo caracterizará, coincidiendo con su naturaleza simbólica. En su carta prime el obispo afirmaba que Dios delegaba la autoridad de su reino en los gobernantes líderes en la tierra, es decir, los obispos, sacerdotes y diáconos (organización que se empezará a concretar con Victor I en el 189 iniciando el período de Aries). Quien se oponía a ello a “doblar el cuello” (63,1), “recibe la pena de muerte” (41,3).

La historia de este tercer período corresponde a los cambiantes flujos (III cósmica) en el poder temporal y espiritual que obligaron a “doblar el cuello” (Tauro) y a “muertes simbólicas” a Emperadores, Obispos, y laicos a lo largo de este lapso de tiempo.

En el plano espiritual la conformación del Canon, los textos considerados sagrados y aceptados formando la tradición inamovible (Tauro), se realizará hacia el 367 y continúa el siglo siguiente, donde los evangelios penetrado por el gnosticismo fueron excluidos. La Iglesia Ortodoxa se erige en la autoridad para poder clasificar, separar y explicar los textos sagrados; los laicos debían “doblar el cuello”.

Del lado del poder temporal, al final del período Aries se empezaron a notar los gérmenes de la injerencia de este poder en los asuntos de la Iglesia, con Constantino y luego con su hijo Constancio II dando origen al llamado Cesaropapismo. Los obispos debían “inclinar el cuello”, someterse al poder temporal cambiante, apoyando en ocasiones a la ortodoxia, o a su hermano rival desde el Concilio de Nicea (325), el Arrianismo.

Un segundo momento, cambiando de lado, lo marca el obispo Ambrosio de Milán, en el 386 ante un decreto imperial que imponía la devolución de la “Basílica de la Puerta” a los arrianos, él resistió y proclamó: “El emperador está en la Iglesia y no sobre ella. Un buen emperador procura ayudar a la Iglesia, no a combatirla.” Luego en el 390, el emperador Teodosio ordenó matar 7000 personas en venganza por el asesinato de uno de sus representantes. Ambrosio, obligó a “doblar el cuello” al Emperador quien confesó su pecado ante el pueblo la Navidad del 390.

Este hecho es seguido, en el 391, por la oficialización del Cristianismo como religión y la prohibición del paganismo. El perseguido se convierte en perseguidor, uno de los símbolos de la cultura pagana, la biblioteca anexa de Alejandría, el Templo de Serapis, con 43.000 volúmenes es arrasado, algunos textos son destruidos, otros dispersados. Es interesante la coincidencia significativa con el símbolo de Tauro, ya que Serapis es el sincretismo del dios lunar Osiris y el Buey Apis en el Egipto helenizado. Reemplaza a Osiris en el lugar de hermano (III) y consorte de la diosa lunar Isis, caracterizada con los cuernos lunares sobre su cabeza (Luna exaltada en Tauro). Serapis es la forma humanizada del Toro, sincretizada con otros dioses tales como Hermes y Hades; combinaba la fecundidad (Tauro-Toro) con el reino de los muertos (Osiris-Hades-Hermes como guía de almas, Escorpio astrológicamente), característica de los cultos matriarcales –lunares de vida- muerte. Su reino, siguiendo con esta pauta, estaba debajo de la Gran Madre, la tierra.

A pesar de la similitud con el dios que muere y resucita del Cristianismo, este se eleva al cielo, por lo tanto es solar-patriarcal. Teniendo en cuenta la adición de Constantino en su sincretismo con el Sol Invictus. Fue precisamente Aureliano en el 272, quien había ordenado quemar el Serapeo, en un intento restaurador del Imperio con el culto al Sol Invictus.

Esta denominación es la del dios Mitra, dios de los ejércitos y popular entre los soldados cuyo culto compitió con el Cristianismo hasta el 382. El sacrificio del Toro a manos de Mitra, ha sido interpretado en la actualidad como símbolo del paso de la era de Tauro a la de Aries. La utilización de Aureliano fue para recuperar la mística guerrera (Aries), relajada por la lujuria, el placer sensual y la riqueza (Tauro) y con ello la unidad imperial (Sol). La destrucción del Templo de Serapis con su religión lunar (Tauro) obedecía al mismo principio simbólico; la coincidencia significativa temporal está dada en el período Aries (272). La destrucción en el 391, es terminar “la propia cabeza de la idolatría”, según las palabras del Patriarca Teófilo quien inició el incendio del Serapeo.

Estos hechos concuerdan con el A.S.P. (3º 51’ Tauro) en quincuncio con el C.G. (4º 22’ Sagitario, orbe 31’). En el período anterior, el contacto entre ambos denotaba la represión de lo femenino dentro del mismo Cristianismo (trígono, 200), luego la última persecución de los cristianos (sesquicuadratura, 297); ahora nos muestra la represión del paganismo y los cultos lunares y de la Gran Madre (Isis-Tauro) por la ahora oficial religión celestial-solar (C.G. Sagitario).

Pero el culto lunar-femenino, propio de Tauro, había tomado una nueva forma: la de María, madre de Dios. El quincuncio inferior, ligado a Virgo, depuró la imagen de la hermana –esposa de Serapis, Isis, dos años antes con la concepción de María, explicada por Jerónimo, “sin mezcla alguna de semen masculino”. Jerónimo apela a un argumento protocientífico concretista (Tauro III), ya citado por Orígenes: la de los animales como los buitres que procrean sin acto sexual. Esta parece ser una reelaboración biologista (Tauro) del mito de Isis, quien revoloteando en forma de Halcón sobre el cadáver de su marido-hermano Osiris, concibe a su hijo Horus. Estas elaboraciones sobre el mito mariano coagularán en el Concilio de Efeso de 431, como doctrina apostólica de la adoración de María.

No tuvo la misma fortuna la diosa romana Nice, la Victoria, compañera de la guerrera y racional Atenea. Así como el conocimiento racional es despreciado y sólo importan las escrituras, también en su aspecto guerrero es rechazado siendo retirada del Senado Romano en el 382. Desde el 384 hasta por última vez en el 403, no es admitido su pedido de restauración. Los romanos habían perdido su ánima guerrera, Victoria –Atenea, la compañera de los héroes, y con ella, su vigor marcial (Marte en destierro en Tauro). Los visigodos arrianos, los bárbaros (extranjeros, IX oposición Escorpio) saquean la ciudad en el 410.

Para poder explicar la caída, Agustín de Hipona escribe la monumental Ciudad de Dios, obra que dominará toda la teología cristiana, incluso hasta la actualidad. Esta obra, pese a su polémicas con los maniqueístas, es la puerta de entrada de sus concepciones al Cristianismo, filtradas por su pasada profesión de esas creencias. Eliade comenta: “A pesar de haber rechazado el maniqueísmo conserva, como veremos, una concepción materialista de la “naturaleza mala” del hombre, como consecuencia del pecado original transmitida además por la sexualidad.”

En el período anterior Aries observamos como los contactos del A.S.P. con el S.C.G. y el Apex, correspondían a las revelaciones de Mani y a la introducción del culto solar-imperial dentro del Cristianismo a través de Constantino. En este período es, coincidencia significativa, que se introduce la concepción materialista (tierra) maniquea en la obra de Agustín. En el 426, cuando concluye la obra, el A.S.P. (9º 44’, Tauro) está en trígono (facilitador) con el S.C.G. (9º 46’, orbe 2’) y quincuncio inferior (asimilación conflictiva) al Apex (10º 27’ Sagitario, orbe 43’).

Es interesante notar que en la carta natal de Agustín (13/11/354, Souk Aras, Argelia, 18hs), durante la escritura de la obra, el A.S.P. incidió (junto a las posiciones natales del Apex y el S.C.G.) en la oposición Luna (Aries XI, 8º) – Venus (Libra V, 10º 26’), ambos cuadrados a Neptuno (Capricornio VIII, 14º 52’), reflejándose en su concepción de las ciudades terrenales sometidas a la Vanitas (vanidad, Venus en Libra V) sujetas al fin y a la condenación (Neptuno VIII, Capricornio). Las distingue de las celestiales, donde la comunidad de los elegidos (Luna XI, Aries) lleva a cabo su regeneración espiritual resucitando en cuerpo de carne y ascendiendo al Cielo como Cristo (Neptuno VIII, Capricornio)- tal como lo expresara en el último libro de Civitas Dei (XXII)- al final de los Tiempos (S.C.G. IV, Virgo), luego del Juicio Final (Apex, Sagitario en conjunción al Desc., orbe 1º 30’).

Sin embargo, la gracia para poder estar entre los elegidos sólo la puede otorgar la Madre Iglesia, “sólo hay salvación dentro de la Iglesia” (Luna en XI, Cáncer como punto opuesto de la semicruz en II, pertenecer a la Madre Iglesia), de esta manera obligaba a “doblar el cuello” a todos los fieles, mostrado la otra mitad de la cruz (Venus cuadratura Neptuno). El comentario de Jung lo interpreta con agudeza: “En esta concepción se sitúa el valor de hombre a un gran nivel de inferioridad. En realidad sólo es una abyecta y desdichada criatura a merced del demonio, que sólo la Iglesia, único poder capaz de proporcionar la bienaventuranza puede hacer partícipe de la gracia divina. Con ello no sólo queda rebajado el valor del hombre, sino que también se rebaja, más o menos, su libertad moral y su autodeterminación (Venus- Neptuno), con lo que ciertamente se incrementa tanto más el valor y la significación de la idea de la Iglesia (Luna en XI), lo que respondía perfectamente al programa propuesto en la Civitas Dei agustiniana.”

La popular religión lunar de Serapis e Isis, con sus cultos de fecundidad (Tauro) y promesas de vida posterior a la muerte (Escorpio) fue reemplazada por el “doblar el cuello” (Tauro) para recibir la gracia de la Madre Iglesia (Luna) quien era la única que otorgaba los medios de salvación para superar el pecado original de los padres transmitido por vía sexual (Escorpio). Hubo que esperar hasta el siglo XX, para que la sexualidad reprimida fuera revalorizada en un nivel general. El artífice Sigmund Freud (Tauro, ascendente Escorpio) la “liberaba” de la tiranía agustiniana (Sol conjunción Urano, Tauro, opuesto a Sol conjunción Mercurio, Escorpio de Agustín).

Volviendo a lo anterior, la concepción materialista (Tauro), no sólo se introdujo por Agustín o la interpretación concretista-biologista de Jerónimo de la concepción de María. Con el A.S.P. (4º 52’Tauro) en quincuncio con el C.G. (4º 27’ Sagitario), en el 397 en el primer Concilio de Toledo aparece en el Credo – a diferencia del de Nicea del 325- la afirmación del cuerpo físico de Jesús: “no fue fantasmagórico o imaginario, sino sólido y verdadero”. (También en este Concilio se condena a la Astrología, II, XV). Credo confirmado luego en el Concilio de Calcedonia en el 451, continuando la formación de la tradición y del dogma (Tauro).

Es en este último Concilio, donde la nueva tradición, basada en la autoridad de los Evangelios, del Papa como representante de Pedro, y por ende, superior a los demás obispos, se manifiesta. Su carta al patriarca de Constantinopla donde definía la doble naturaleza de Cristo: humana y divina es aprobada con la famosas palabras: “Pedro ha hablado por la boca de León” (boca: Tauro).

Otra muestra del concretismo taurino es el creciente culto a las reliquias de los santos. Le Goff comenta: “ el culto a los mártires y sus reliquias es prueba de la barbarización de una mentalidad cada vez más apegada a la materia, al objeto.” El historiador francés considera que esto se desarrolla por el retroceso de la medicina, generando temor a la enfermedad y que las reliquias con su poder taumatúrgico sanaban. Los demonios (nueva creencia, Escorpio IX) huían también ante su presencia.

Consideremos a Tauro como tercera casa cósmica. La represión y destrucción de la biblioteca del Serapeo (Apis-Tauro III) como la pérdida del conocimiento de la antigüedad tuvo importantes consecuencias en este período y los subsiguientes del Cristianismo. Con el correr del tiempo fue desapareciendo la instrucción. “La educación, reducida cada vez más a la enseñanza religiosa, se limitaba a la audición de lecturas sagradas y cánticos piadosos . Si exceptuamos al clero, la enseñanza oral tendía a generalizarse”.

A través de la educación (III) se buscaba transformar al hombre y sus instrumentos eran el canto de los salmos, los himnos a capella (Tauro), la expresión del dogma en el culto y la liturgia. El quincuncio inferior, intentaba purificarlo de las influencias paganas o a lo sumo asimilarlas.

En el final del este período, Benito de Nursia, un místico nacido hacia el 480, funda el Monasterio de Monte Cassino, con una regla sencilla, “ora et labora”...orar y trabajar. “El rezo en coro es el alma de la vida de la Orden” y el “ocio es el enemigo del alma”, viviendo en el régimen llamado de “economía agraria doméstica.” El culto lunar agrario de los antiguos dioses de la fecundidad resurgieron a través de los benedictinos; “constituyó, en el plano económico, un renacimiento de la agricultura: el primer renacimiento agrícola realizado en Italia desde la destrucción de la economía aldeana italiana en la segunda Guerra Púnica. La regla benedictina logró (...) porque obró no como lo hace una acción estatal de arriba abajo, sino de abajo a arriba, provocando la iniciativa del individuo al despertar su entusiasmo religioso”. Claramente observamos la acción de “abajo – arriba” de los arquetipos y las manifestaciones simbólicas de Tauro: canto, trabajo, economía agraria y el defecto tradicional asociado: el ocio. Benito muere en el 547, cerrando este período.

Período Géminis (546,74- 725,32 aprox.)

Este período inicia un nuevo cuadrante, se ha llegado al Nadir, el punto más oscuro, en forma correspondiente la estructura del Imperio Romano de Occidente y toda su cultura se ha derrumbado, el conocimiento y el arte de la escritura (Géminis) se refugia en los monasterios, es la llamada Edad Oscura, la Edad Media. Los estudiosos de la Historia han denominado este período la Alta Edad Media, desde esta perspectiva astrológica quizás la deberíamos llamar la Baja (posición del Nadir).

Por ser la cuarta casa cósmica corresponde a la tribalización y la formación de las Iglesias Nacionales Bárbaras, lo que se ha denominado barbarización del Cristianismo, denotando la llamada sombra de la psicología junguiana. En otro lugar vinculé a este arquetipo con la casa IV, dado el contacto con lo Inconsciente materno, con las raíces. En su doble vertiente luminosa dado que permitió la gradual renovación de las estructuras imperiales desgastadas por el tiempo. De la irrupción de tribus nómades (Géminis) y su contacto con el Cristianismo surgen nuevas formas de arte y sincretismos en los símbolos religiosos. Desde el lado regresivo continúa el retroceso mental (Géminis sombrío), la lengua es corrompida y el conocimiento más extendido es el de la vida de los Santos (hagiografías) y sus cualidades taumatúrgicas.

Sin embargo aparecen en este período tres individuos que darán “las bases (IV) y los lineamientos intelectuales (Géminis) a los hombres de la Edad Media, E.K. Rnad los ha llamado los fundadores de la Edad Media.” Los dos primeros: San Gregorio Magno e Isidoro de Sevilla concuerdan con este período, la influencia de Bela se dará en el período de Cáncer. El influjo de estos dos fundadores coincide en el tiempo y con el contacto del A.S.P. (6º 55’Géminis)en oposición con el C.G. (7º 6’Sagitario, orbe 11’) hacia el 588. En este caso la oposición mostró su lado más benévolo permitiendo solucionar el conflicto arrastrado desde el siglo IV con el Arrianismo, cuyos seguidores fueron los responsables de los saqueos de Roma: 410 (Alarico- Visigodos); 455 (Genserico- Vándalos) y 546 (Totila –Ostrogodos). Isidoro, arzobispo de Sevilla, logró convertir entre el 587 –589 a los visigodos de la península ibérica, formando un Estado Nacional católico, tras la conversión de Recaredo (587), “con dos cabezas el poder temporal ejercido por el rey, sagrado como los reyes del Antiguo Testamento y el arzobispo de Toledo, jefe de la Iglesia, era controlado por una asamblea de laicos y religiosos importantes, presididos por el arzobispo. A partir del 653 se arrogó el derecho de designar a los reyes.” Podemos observar la división de poderes: temporal y espiritual similares a los gemelos mortal e inmortal de la constelación de Géminis.

Por otro lado, Isidoro es el autor de una de las primeras enciclopedias de la época: etimologías, donde reúne todo el saber de la época y su Historia de los Godos y Crónica Universal; ellas alcanzaron una difusión extraordinaria entre el reducido y selecto núcleo de estudiantes de la Edad Media. Sólo un año después, en el 590 asume el sitial de Pedro, Gregorio I (A.S.P. 7º 15’Géminis; C.G.7º 8’; orbe 7’).

Este Papa, nacido hacia el 540 y fallecido en el 604, representa en sí mismo la dialéctica entre los dos hermanos gemelos de Géminis: el mortal-temporal y el inmortal-eterno, ligada también en el eje con Sagitario. Hijo de una acaudalada familia, llegó a ser prefecto de Roma, la magistratura más alta de la urbe. Pero el llamado del mellizo inmortal- introvertido lo llevó al monasterio de la Orden Benedictina en el Monte Celio, donado por él mismo, junto con toda su fortuna a la Orden. Esto ocurrió tras la muerte de su padre en el 575. Gontar comenta sus propias palabras denotando el desprecio hacia la mitad extravertida-mortal y el conflicto autenticidad- adaptación de esta dialéctica: “Por fin estaba libre de la inteligencia de este mundo que “induce a ocultar el corazón con astucias, a encubrir la verdad con palabras”, duplicidad que se califica de buenos modales”.

Pero el mellizo mortal requería de sus servicios, así el Papa Pelagio II, en el 579 lo envió como nuncio a Constantinopla para intentar conseguir ayuda contra los lombardos que se hallaban próximos a la ciudad, pero no lo consiguió. Esto denotaba el creciente abandono del Emperador Oriental de Occidente y Roma. En el 585, huye hacia la monacal, él creía que la salvación y renovación de la Iglesia estaban allí, “en los eremitas que reuniendo todas sus fuerzas se convertían en educadores del pueblo” (Géminis en IV) En el 590 asumió, muy a su pesar, como Papa. Desde allí comenzó a desplegar una intensa actividad en los dos mundos espiritual y material. Negoció con los lombardos, evitando la invasión de Roma en el 594, acordando pagar un tributo anual.

Se ocupó del problema judío en la baja Italia, a los cuales se les intentó obligar a convertirse al Cristianismo. Gregorio se opuso a la coacción y los defendió llamándoles “hermanos pasajeramente extraviados” (Géminis, hermanos) Restituyó la administración de la Ciudad, distribuyendo dinero y comida para los habitantes (“La Iglesia ha venido a ser el abastecedor general” afirmó Gregorio). Por primera vez en la Iglesia se hizo un inventario (Géminis) de las propiedades inmuebles (IV). Negoció también con el Emperador Mauricio de Oriente el permitirle a los soldados y funcionarios pasar a la vida monacal y aceptó la prohibición a los mismos de que ocuparan cargos eclesiásticos (vida espiritual introvertida –vida espiritual extrovertida).

Recopiló la tradición oral litúrgica (período Tauro), escribiendo el misal, perfeccionado luego por Gregorio II al final del período y después por Gregorio III, lo que se llama canto gregoriano. Por último envía en misión evangelizadora a 40 monjes junto al abad Agustín a Inglaterra (viajes, buena nueva Géminis-Sagitario). Esta es la “buena nueva” completa por Gregorio II al enviar al también benedictino Winifredo a convertir a los alemanes al final del período entre el 718-719. Winifredo, bautizado Bonifacio se había propuesto “viajar por Cristo”.

El período intermedio entre estos dos papas fue de disputas entre Roma y el Emperador, en Constantinopla. El tema arquetípico de los hermanos rivales que dominará en adelante es el poder temporal (Imperio) versus el poder espiritual (Iglesia), en ese momento instalado en Oriente versus Occidente. El germen del contacto entre el A.S.P. y el Apex con la fundación de Constantinopla, mostraba sus primeros brotes. La única excepción fue, coincidencia significativa para este período, la disputa con los monofisistas, quienes sólo reconocían la naturaleza divina de Cristo. El Emperador Hecaclio I, en el 624 intentó recuperarlos para la Iglesia Ortodoxa zanjando las diferencias al proponer la doble naturaleza (divina y mortal) pero una sola voluntad, apoyado por el papa Honorio I, discípulo de Gregorio. Esta doctrina fue llamada monotelismo. Este intento de solución es reflejado por la oposición del A.S.P. (12º 58’ Géminis) con el Apex (13º 12’, orbe 14’). Este propósito fracasó y Honorio fue excomulgado por herejía, junto con esta doctrina, en el III Concilio de Constantinopla (680). Esta controversia, sin embargo, continuará por otras sendas hasta el siglo XIX.

Pero desde el lugar menos esperado, dejado de lado por los dos imperios más importantes de la época: el Bizantino y el Sasánida, surge, coincidiendo con la geografía terrena y celeste, el hermano sombra más temible del Cristianismo: el Islam. Un comerciante iletrado, proveniente de una familia empobrecida , llamado Mahoma (circa 570-632), luego de comenzar a tener visiones y comunicaciones auditivas con el Ángel Gabriel, se propuso restaurar la religión abrahámica de sus antepasados (IV), desterrada por las reformas del siglo III, añadidos con el culto de los ídolos, los betiles y el sincretismo con los dioses de los pueblos vecinos (caldeos, griegos, romanos). Pero sus revelaciones eran objeto de burla por la rica oligarquía árabe pagana, tomadas como su propia invención. Se le reprochaba la falta de milagros. “no te creeremos mientras no hagas brotar un manantial de la tierra...o que tengas un jardín con palmeras y vides entre los que hagas brotar caudalosos arroyos...o nos traigas en tu apoyo a Dios y a los ángeles...o te eleves en el cielo . Pero tampoco vamos a creer en tu ascensión mientras no nos hagas bajar una Escritura que podamos leer” (Corán 17, 90-93).

Como comenta Eliade, para poder demostrar su vocación y restaurar la religión de los antepasados (IV) debía demostrar su “autenticidad” subiendo al cielo y trayendo un libro sagrado (viaje al Cielo- libro, Géminis). “Dicho de otro modo: Mahoma tenía que adaptarse al modelo ilustrado por Moisés, Henoc, Mani y otros “mensajeros” que subieron al cielo, conversaron con Dios y recibieron de su propia mano el Libro que contenía la revelación divina”.

Así como Daniel y Henoc (Piscis, Eón Aries), la crucifixión y ascenso al Cielo de Cristo, la visión de Pablo (sin libro, Piscis, Eón Piscis) y Mani (Aries) , Mahoma entre el 617/619 (varían las versiones realiza su “Viaje Nocturno” (sura 17) y recibe el Corán (de qara’a, leer, recitar). “Se trata de un “ultimo Nuevo Testamento” que no contradice , sino que confirma y supera la Biblia de los Cristianos” . Se trata del último texto, recibido en un Viaje Nocturno (Géminis IV), que completa el origen judío y su continuación cristiana, es el “sello de los profetas y la profecía” (Casa IV, principio y fin). Como en sus predecesores, el A.S.P. (11º 48/ 12º 7’; 617-619) contacta con una cuadratura al S.C.G. (12º 22/24; 617-619; orbes: 34’/17’). Este aspecto denota el reto de la sociedad paganizada y el desafío por superarlos y volver al Dios Uno (S.C.G.), que exige sumisión (Islam- Virgo) a través del mensaje expresado en el Corán (Géminis).

La rápida expansión geminiana fue conquistando nuevos territorios (IV), que recién fue frenada a comienzos del período Cáncer (732, batalla de Poitiers). Sin embargo mostraron un tolerante hacia los nestorianos y judíos que poblaban sus nuevos dominios en Egipto, Siria y Palestina . De este vínculo surgió la conservación de las obras clásicas griegas y latinas que fueron traducidas al árabe; la medicina judía contribuyó a sanar las heridas y frenar la rígida predestinación mahometana. Estas asociaciones permitieron que las conquistas intelectuales y “científicas” del pasado (Géminis IV), sobrevivieran e incluso, en el siguiente período, con Harún Al –Raschid y Al –Mamún, evolucionaran.

Período Cáncer (725.32 –903.9)

Este período se podría caracterizar con la desprotección de la Madre Iglesia romana y su búsqueda de contención y resguardo por el poder Temporal (Cáncer). El Emperador León III el Isaurio, acababa de salvar al imperio del asedio de los musulmanes y limitó su avance por el oriente. Carlos Martel los frena en el 732 por el Occidente. Ese mismo año, León le arrebata la juridiscción a Roma sobre todas las provincias griegas de Italia Meridional, Sicilia, Ilira, Grecia, confiscándole tierras. Fue la respuesta ante la condena papal del 731 a la iconoclastia imperial (aunque no se nombrar directamente al emperador).

Roma estaba desprotegida, los vándalos acechaban, el Imperio le había arrebatado sus tierras y rentas poniéndolos en retroceso. Sólo le quedaba pedir protección a Carlos Martel, el vencedor de los musulmanes. Gregorio III le envió reliquias de San Pedro y le ofreció el título de patricio o cónsul de los romanos y “con él, al propio tiempo, el protectorado sobre la Iglesia.” Pero antes de consumarse en el término de un mes, a fines del 741, fallecen ambos.

Recién se puede concretar en el 754, cuando el hijo de Martel, Pipino prometió encargarse de la protección de la amenazada Iglesia y la devolución de sus tierras. Basándose en una supuesta donación de Constantino, el rey franco efectuó la llamada “donación de Pipino”, devolviendo y adjudicando todas las propiedades de Italia, con sus ciudades y terrenos. El Papa Esteban III pasó a ser fundador del Estado Soberano de la Iglesia, bajo la protección del rey de los francos. El Rey (afinidad solar con V) había creado (V cósmica) a la Nueva Iglesia de Roma, al otorgarle los territorios (Cáncer) y estar bajo su protección (Cáncer).

El hijo, Carlomagno, es quien consolida esta alianza y la lleva más allá, el Emperador Romano es coronado por Dios y desplaza al Papa a un lugar de intermediario. Carlomagno pasa a ser Rey y Sacerdote como David buscando establecer una monarquía teocrática, recibe la corona en el 800. Esta dependencia con el poder temporal se extenderá durante todo este período, o sea el siglo IX, nunca el Papa podrá gobernar sin protección política, si ésta era fuerte lo oprimía, si era débil no podía hacerlo. Casi al final del período, siguiendo con la tónica del arquetipo Cáncer, el Papa Esteban VI (885-891), adopta como hijo al duque Guido de Spoleto, a fin de que lo protegiera.

Volviendo a Carlomagno, el verdadero artífice de su programa cultural y religioso fue un monje inglés Alcuino, el hombre más sabio de su tiempo. Fue quien impregnó a Carlomagno del pensamiento agustiniano de la Civitas Dei. En el 789, indujo a Carlomagno a emitir la “Admonitio Generalis, un enunciado magistral de la política de la Iglesia, basad en anteriores capitularios francos y en recopilaciones canónicas romanas y que aborda casi todos los temas” , desde el establecimiento de la paz (art. 62) hasta la creación de escuelas monásticas y catedralicias y de la transcripción y corrección de los textos bíblico y litúrgicos (art. 72).

La aparición de este texto que define el ideal carolingio, como el retorno (Cáncer) a una civilización bíblica, ha dado lugar al llamado Renacimiento Carolingio. Está acompañado por el A.S.P.(10º 41’ Cáncer) en quincuncio con el C.G. (9º 56’Sagitario, orbe 45’). Es el quincuncio superior, vinculado a Escorpio con su carácter regenerativo, las conecciones que se producen, en este caso, son más a nivel de lo psicológico y de los sentimientos, para ello se establecen ritos de pasaje para transformar la energía psíquica; ellos son los ritos y prácticas religiosas encuadrando la vida social. “En adelante el bautismo será la puerta de entrada en la sociedad que durante el siglo IX toma el nombre de Cristiandad.” El bautismo con su capacidad de volver al individuo al Illo Tempore (el tiempo primordial de los orígenes,) y de allí su renacimiento a la Ecclesia, la comunidad cristiana a modo de gran familia dirigida por el padre Emperador.

Este compromiso se renovaba con el ritual de la misa y la eucaristía volviendo una vez más al acontecimiento original , in Illo Tempore, de la última cena de Jesús con sus discípulos. Este retorno al origen para renacer (bautismo, eucaristía también como ritual nutricio), está simbolizado por el arquetipo materno expresado por Cáncer. Para completar, manifestando también al arquetipo, se legisló sobre los aspectos económicos, sexuales y de familia.

También se vuelve a la lengua madre del imperio, el latín clásico y – conectado por el sextil y la afinidad a través de la Luna en Tauro- se profundiza el cierre y el aislamiento canceriano de los monasterios, con su perfecta autarquía. Se lo ha comparado – plantea Eliade- “al sistema feudal de la propiedad, consistente en que las tierras eran adjudicadas por el señor a sus vasallos como recompensa o don anticipado a cambio de sus servicios militares.” La feudalización intercambia con la religión. La amplia elevación del orante se reemplaza por la oración de manos juntas “copia del gesto del vasallo poniendo sus manos entre las del señor (...) el fiel es al mismo tiempo cristiano, súbdito del emperador, vasallo del señor”.

Volviendo a los monasterios y su cerrazón, a la manera del cangrejo, el retorno a la lengua madre el latín, la recopilación de los textos antiguos tuvo como consecuencia que “los monjes de los siglos VIII y IX creían que bajo los romanos la humanidad había poseído la suma del conocimiento humano determinable y que casi todo se había perdido después; todo lo que podía hacerse era transmitir fielmente lo que se había preservado”. Así en los grandes monasterios se conservó y se regeneraron los textos antiguos (Cáncer V), cerrados al presente y al futuro y sólo mirando en forma lunar hacia el pasado.

Como comenta Le Goff: “El monasterio tiende a convertirse en la mónada de Leibniz, sin ventanas al exterior”. El historiador no pudo ser más preciso con su asociación: Leibniz (1/7/1646, Leipzig, Germany, 6h,12m) tiene el Sol en XII en Cáncer (Mónada cerrada- Monasterio) y en el grado 9, 14’ en conjunción con Júpiter en 15º 19’. Curiosa asociación dado que el A.S.P. (15º 13’) hacía sextil con el S.C.G. en Virgo (15º 33’, partil) y es en ese año que se celebra el Concilio de Aquisgrán (816-817) donde se reforma el monaquismo occidental. Además se decretó la construcción de casas (Cáncer) para los viajeros sin recurso, las viudas y los muchachos pobres, y contempló la creación de hospitales de aislamiento y colonias para leprosos (Virgo). Esta vez el ideal cristiano de protección (Cáncer) al servicio del más débil (Virgo) se veía facilitado por el sextil. En cuanto a la comparación de Le Goff, podemos observar, a través del simbolismo astrológico, que en realidad brota de la misma fuente arquetípica atemporal.

Pablo de Tarso

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El contacto del A.S.P. en el período entre el 787 (C.G.) y el 816 (S.C.G.) marca el renacimiento (quincuncio superior C.G.) de la cultura árabe con Harún al Rachid, donde se inicia la traducción de los filósofos, médicos y alquimistas griegos, y quien hizo que a cada mezquita se agregase una escuela. Pero el florecimiento es con el sextil al S.C.G. durante el califato de Al-Mamún (813-33) quien creó la “casa de la sabiduría” en Bagdad, e hizo de esta ciudad, el centro de la ciencia, reunió grandes bibliotecas y se rodeó de sabios.

Durante su califato se hicieron grandes adelantos en geometría, la invención del álgebra y la adopción de los números indios en la aritmética. La diosa de los números y la filosofía, la Virgen Atenea, protectora de la Academia platónica, expulsada en el período de Tauro (estatua de la Victoria), renacía en los árabes, pero sin desmerecer a la patrona de los alquimistas, la diosa Isis (Lunar –Cáncer, Tauro), de allí los descubrimientos en la química (Virgo. S.C.G.), y en astronomía el uso de astrolabios y cuadrantes. Las bibliotecas están repletas de obras antiguas y nuevas en todas las disciplinas: matemática, astronomía, geografía, química, alquimia. Entre ellas el texto el “Secreto de la Creación” donde se incluye la famosa “Tabla De Esmeralda” atribuida a Hermes o a Apolonio de Tiana (siglo I).

Una declaración de Al-Mamún, el protector de los sabios, resume este sextil superior progresista (Acuario) y su brillo creativo: “son los elegidos de Dios, sus mejores y más útiles servidores, aquellos cuyas vidas están consagradas al adelanto de sus facultades racionales”.

3

Para cerrar este capítulo de la historia, en este período se suscitó el conflicto por el culto a las imágenes, concesión hecha al paganismo (Luna, la señora de las Imágenes), durante los siglos IV y V (período Tauro, Luna en exaltación) y que alcanzan su esplendor durante los siglos VI y VII, donde el ícono es una “extensión de la divinidad”.

Pero al iniciarse este período en el 726, Constantino V, lo prohíbe. A pesar de la reacción de Roma en el 731, el sínodo iconoclasta de Constantinopla lo declara anatema (784). El argumento teológico era la idolatría. El segundo sínodo iconoclasta, celebrado en el 815 (A.S.P. sextil S.C.G.), rechaza el culto en nombre de la cristología. Como comenta Eliade, este rechazo sigue la misma línea gnóstica espiritualista, para quienes el cuerpo de Cristo era espiritual y no físico. Una vez más reaparece con el S.C.G., la tendencia espiritualista del Dios Desconocido. Pero también se le agrega a este conflicto doctrinal el quincuncio entre el A.S.P. (15º 3’Cáncer) al Apex (15º 52’ orbe, 49’), dando lugar a la división en el Oriente , además de la ya dada con Roma, entre iconoclastas e iconódulos. En el 821 (A.S.P., 16º 4’-Apex 15º 58’, orbe 6’) esta división alcanza su culminación cuando Tomás- antiguo compañero de armas del Emperador Miguel II (820-829)- es coronado Emperador por el patriarca de Antioquia y se desata una guerra civil. Tomás quería restaurar el culto a las imágenes, se consideraba el salvador de los pobres, y por ello esta revuelta tomó un cariz fuertemente social. Fue derrotado en el 823, tras haber sitiado Constantinopla, pero esta guerra desangró al imperio Bizantino, perdió protagonismo en el mar Adriático y el Mediterráneo y así los musulmanes conquistaron Sicilia, además de las pérdidas de Egipto y Creta.

Volviendo al conflicto doctrinal, para los iconoclastas la verdadera imagen es la Eucaristía, pues se impregnaba del Espíritu Santo. Pero esto también podía ser considerado una blasfemia.”En efecto la Eucaristía es idéntica esencial y sustancialmente a Cristo, es Cristo, no su imagen”. De la misma forma que observamos en la sociedad Carolingia la Eucaristía como un retorno al Illo Tempore del acontecimiento original de la Última Cena, para Eliade, los íconos y reliquias de los santos y objetos depositarios de la “potencia divina” reactualizaban el prodigioso illo tempore en que Cristo, la Virgen y los santos apóstoles vivían entre los hombres.” Se confirma la acción del arquetipo: retorno y renacimiento, Cáncer, que en otra faceta, y en el mismo II Concilio de Nicea (789, quincucio con el C.G), se establece la superreverencia (hyperdouleia) a María, la madre de Dios, sobre la reverencia a los Santos.

Una curiosidad arquetípica también se establece en este período de Cáncer, hacia el 855, al parecer una mujer disfrazada, Juana, ocupó la sede papal y fue descubierta, según cuenta la leyenda, al dar a luz durante una procesión. Esta leyenda parece ser también la fuente arquetípica de la carta del Tarot “La Papisa”, ligada a la Luna o Cáncer según la opinión de diversos expertos en el tema. Gontard, cita a Leibniz – mostrando la afinidad arquetípica con Cáncer- quien acepta una leyenda sobre una joven inglesa que deslumbró a roma y se instaló en Letrán, luego de ser elegida Papa. Esta leyenda parece coincidir con un período posterior, la llamada “ginecocracia”, donde durante 67 años, Papas indignos ocupan la sede apostólica y, junto con ellos, aparecen mujeres de familias aristocráticas. El primero que inicia esta “ginecocracia o pornocracia” es Sergio II en el 903, iniciando el nuevo período de Leo, mostrando el lado oscuro degradado, vicioso del arquetipo leonino. La leyenda, al ubicarlo en el período de Cáncer (855) corrige y compensa las tendencias denigradoras del arquetipo femenino dadas en el siguiente período.

Período Leo (903.9-1082.48)

Llegamos al tercer período del segundo cuadrante iniciado en Géminis, donde se intenta solucionar lo acaecido en los anteriores. En Géminis se perfilaba el tema de los hermanos rivales (temporal-espiritual) en las relaciones entre el Imperio de Oriente y la Iglesia de Roma. La irrupción del Islam, el gran hermano rival, pospuso esta contienda. En Cáncer, Roma pidió protección a los francos y allí surgió el Imperio Carolingio, profundizando la división entre Oriente y Occidente. Ahora en el período Leo, podremos ver el conflicto desplazado al Imperio de Occidente y la Iglesia.

Esta lid parece seguir el lineamiento del “espíritu de la época”, reflejado por la casa VI (dependencia - sometimiento) en Leo (poder imperial). Le Goff comenta: “este período (cristianismo del siglo X) se caracteriza por el yugo del poder de los laicos sobre la Iglesia.” Se producen toda clase de intromisiones en las elecciones episcopales, dinastías de ellas formadas por miembros de la aristocracia (Leo), dominio de las abadías para beneficio de los laicos.

Sergio III inicia el período de 20 papas indignos, la llamada “ginecocracia” o “pornocracia”. El Papa vivía en concubinato con su protectora de la aristocracia romana. La enfermedad (VI) del poder (Leo) había estallado. La característica de estos papas es su juventud, eran protegidos por las familias poderosas de Roma, en particular las dominadas por matriarcas. Desde el punto de vista junguiano, nos encontramos con el arquetipo del Puer Aeternus, el adolescente vinculado a la Gran Madre. Desde el lado luminoso, es el dios joven que muere y resucita como Balder o el mismo Cristo, representados en este período por los papas Esteban VIII y León VI, de gran piedad y debilidad, el lado oscuro lo detentaban las matriarcas de turno. Desde esta faceta, dado su sentimiento inferior, éste es tomado por el lado sombrío de la Gran Madre, “la vanitas mundana”, desarrollando el lado perverso, los vicios, la crueldad y el abuso de poder (Leo). Este es el lugar ocupado por el Puer Alberico de 23 años, desplaza a su madre Marozia y domina como senador la política de Roma.

Gontard comenta acerca de este largo período en la Iglesia: “las degradaciones de Letrán mostraban indicios infernales. En aquel mundo profanado se agitaban todavía figuras horrendas de pequeño formato. Pero que ocurriría si un día se entregaran al mal figuras gigantescas, si los sucesores de Pedro actuaran como demonios? ¡Cuan lejos parecía en aquellos días la figura del pobre Apóstol Pescador! Máscaras de fanatismo, vicio y maldad, ocultaban la pura imagen primitiva”.

Gontard parece captar en su exaltado comentario el espíritu que también oprimía el ambiente, la inminencia del milenio, la destrucción y el juicio final. La decadencia de la Iglesia y del Imperio, hacían pensar en el advenimiento del Anticristo. En el 954, el Abad Adson escribió su Tratado sobre el Anticristo, en el cual decía que el fin del mundo llegaría cuando los reinos sometidos al imperio se separen de él. Desde la perspectiva psico-astrológica se comprende este espíritu, dado que refleja las dos caras del Puer Cristo, luminoso, el “león de Judá” (desciende de esa tribu) y la oscura del Puer, el Anticristo, cuyo animal también es el León.

Es justamente Juan XII en el 962, otro papa Puer que asumió a los 18 años, quien quería acallar estos temores y proteger a Roma contra los lombardos, quien coronó al “rojo León”(como lo llamaban), Otón I el Grande como Emperador, dando origen al Sacro Imperio Romano Germánico. El “león rojo” se caracterizaba por su honorabilidad y por su devoción religiosa que le ganó la denominación de “Piadoso”, Tolerando la misma traición de Juan XII, cuando conspiró con los antiguos enemigos de los cuales había solicitado ayuda a Otón. “El Papa es todavía casi un niño y se deja engañar. El ejemplo de hombres probos lo mejorará.” Pero no fue así, luego de volverlo a traicionar, ser depuesto y entronizarse nuevamente, muere en el 964. Su final es digno de un Puer donjuan, molido a golpes por el esposo de la dama con la que yacía. Un cronista de la época lo describió: “el diablo le dio muerte en el momento que cometía adulterio”.

Otón murió en el 973, subió al trono papal Benedicto VI, de la “ginecocracia”. Luego de un breve interludio, dado el corto reinado de Otón II, siguieron las disputas, encarcelamientos y destituciones en el trono de San Pedro. Hasta que Otón III sube e impone un papa alemán, de 24 años, Gregorio V, pero su debilidad de poder, influencia y dinero, lo hizo presa del partido nacional quien colocó a Juan XVI.

Otón III regresó a Roma e impuso a su antiguo mentor y consejero, Gerberto, quien asume como Silvestre II, en una alusión simbólica al Papa Silvestre I, mentor espiritual y político de Constantino, en el período de Aries, dando lugar a la misma similitud observada con la reacción monacal en el mismo período. Ambos soñaban con la Renovatio Imperi. Asume en el 999, es el Papa del Milenio, su proyecto era el de Roma como sede de los Emperadores y sintetizar la eficacia del carolingio (Occidente) con la solemnidad litúrgica de Oriente, la iconografía sigue el modelo grandilocuente bizantino: el emperador como pantokrator. La asociación de Gerberto con los Otones comienza con el primero en el 970, donde es presentado por el Papa Juan. Luego en el 981, defendió su tesis, delante de Otón II, sobre la coherencia de las ciencias. El A.S.P.(12º 55’ Leo) hacía el trígono superior (Sagitario) al C.G. (12º 37’, orbe 18’), predisponiendo la visión más general y universal de este aspecto. Gerberto lo representa en él mismo, es formado en la España mora; de gran erudición, introduce el uso de los números arábigos, se dice también que fue el inventor del reloj de péndulo. También conocía todo lo referente a la magia, de allí que, sumado a su conocimiento y contacto con los árabes, se sospechaba que había hecho un pacto con el diablo y lo relacionaron con el Anticristo. Esta faceta de Gerberto está acompañada por el S.C.G., siguiendo el tono iniciado en este cuadrante con la revelación del Corán y luego el florecimiento de Bagdad (Cáncer). Estudia con los árabes en el 967, el A.S.P. (10º 36’ Leo) en semiquintil al S.C.G. (17º 20’, orbe 44’) . Addey señala con elocuencia este vínculo de la serie de los quintiles “conectada con la mente y la facultades gnósticas”. Rudhyar lo completa “muestra la libertad creativa del individuo para moldear materiales y darles una forma que sea coherente con la idea que se quiera expresar”. En su breve reinado (999-1003) expandió, propio del trígono superior, la acción de la Iglesia a Polonia y coronó al recién convertido rey de los Húngaros.

Pero tras su muerte y la de Otón III, con meses de diferencia, siguieron tiempos de inestabilidad en la Iglesia. Los intentos de reforma provinieron una vez más de los introvertidos eremitas, San Romualdo funda en Camaldoli (1012), una comunidad de la que salieron los camaldulenses. Esto coincide con el semisextil superior del A.S.P. (18º 9’ Leo) con el S.C.G. (17º 58’ Virgo, orbe 11’). Se trata del semisextil vinculado a Piscis, el lugar de retiro monacal del mundo, de allí se adapte el comentario de Le Goff: “es más rechazo, huída, ante el desarrollo material de la cristiandad (...) Es el tema del contemptus mundi, del desprecio del mundo”. Los temas vinculados al Gnosticismo y el Maniqueísmo y a la Ciudad Terrena de Agustín, toman una nueva forma en el Cristianismo con este contacto con el Dios Trascendente (S.C.G. Virgo).

No fue el único movimiento que surgió, sincronísticamente, con este contacto, con lentitud los herederos de los gnósticos y maniqueos, los bogomiles se introdujeron a través de Constantinopla por Bulgaria y también por el Occidente, predicando el dualismo del mundo creado por el hermano de Cristo, Satanael, el Dios del Antiguo Testamento. Todos los sacramentos de la ortodoxia, su íconos y ceremonias son inútiles para ellos. Criticaban a los ricos y fomentaban la resistencia pasiva desobedeciendo a los nobles y señores. La mujer volvía a ocupar un lugar de igualdad. En el 1018, con el trígono superior del A.S.P. (19º 9’ Leo) al Apex (18º 43’ Sagitario, orbe 26’), se expandió a pesar de la división en dos sectas: una más moderada en su dualismo, la otra más extrema (dragoritsianos) que se toleraban correspondiendo a la naturaleza amplia del trígono. Este movimiento continuará en el próximo período, dando lugar a uno de los acontecimientos más vergonzosos de la historia de la Iglesia.

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Llegamos a 1048 y parecía que la enfermedad del poder corrupto (Leo VI) se había generalizado. La simonía, el tráfico de dignidades eclesiásticas era moneda corriente. Reyes y emperadores la practicaban con impunidad, al igual que los Papas. También el nicolaísmo, el matrimonio de los sacerdotes se había expandido en Alemania, Francia e Italia.

Pedro Damián escribe en 1049 el “Libro de Gomorra”, donde señala, quizás en forma exagerada, los vicios del clero italiano. Se lo entrega al nuevo pontícife quien le agrega una bula afirmando que sus contenidos son verdaderos. Este nuevo Papa es el que intenta hacer una depuración radical del sacerdocio, el remedio (VI) para la enfermedad que los aquejaba, el nombre elegido por el obispo Bruno es, coincidiendo con el período, León IX. Otro león, como el emperador Otón siguiendo el principio que lo similar cura lo similar, se preocupa por sanar la corrupción. Combate la simonía, el nicolaísmo y para ello convocó varios Concilios, donde también pudo frenar el poder de los reyes (Leo) y sus intenciones separatistas. Pero su labor se ve empañada al final de su papado ante la irrupción de los normandos en el territorio papal. Allí, él que estaba en contra de la intervención en la guerra, en un violento giro hacia el opuesto, salió a comandar el ejército papal, pese a los reiterados ofrecimientos de reparación de los normandos cristianos, sufriendo una tremenda derrota. La inflación yoica, uno de los símbolos alquímicos representativos es el león devorando al Sol, se había apoderado de él, alimentada por uno de sus consejeros, continuador y profundizador de la reforma, el monje benedictino Hildebrando. Prisionero y gravemente enfermo, intentó solucionar el problema entre Roma y Constantinopla, pero no pudo y se precipitó el cisma definitivo hacia julio de 1054; León había fallecido en abril. El problema se venía arrastrando del Concilio de Toledo II en 589 (A.S.P. Géminis oposición C.G. Sagitario), sobre una fórmula agregada al Credo sobre la procedencia del Espíritu Santo (filioque). Occidente le había agregado que el Espíritu Santo provenía también del hijo. Oriente lo rechazaba. En 1054, en Leo, sumada al tema ritual sobre el pan a utilizar en la misa, esta diferencia no pudo zanjarse y se decretó el cisma, con excomuniones cruzadas de ambos lados. El A.S.P. (25º 12’ Leo) hacía un aspecto de 108º -serie quintil- con el C.G. (13º 38’, orbe 36’), sólo que mostró el lado oscuro de uso y abuso de la autoridad o poder. Tierney hace una sagaz observación que se adecua a esta discusión: “para que la promesa del quintil resulte productiva el individuo debería primero comprender que la mente y la materia son en esencia una”.

La reforma de León IX quedó truncada, pero fue su colaborador , Hildebrando, quien lo fue de los Papas siguientes, el que la concluyó bajo el nombre de Gregorio VII. Había nacido en el 1020, aún con el trígono superior del A.S.P. (19º 30’ Leo) con el Apex (18º 45’ Sagitario, orbe 45’) y dada la firmeza de su carácter, sus amigos lo apodaban, coincidiendo con el período, como el “Tigre”. Esta característica felina fue la que talló en su batalla con el emperador Enrique IV en 1077, a quien –como su predecesor Ambrosio con el Emperador Teodosio en el 391 (Tauro)- lo humilló haciéndolo esperar fuera de un castillo 3 días y noches vestido con un sayo en señal de penitencia, antes de recibirlo y perdonarlo.

En 1074, impulsa la “cura” del padecimiento de la cristiandad. Su remedio: “una cristiandad pura, obediente” (VI Leo en transición hacia Virgo). Para ello debe imponer su autoridad absoluta (Leo). En 1075 publicó sus 27 proposiciones, las Dictatus Papae, en las que no sólo se limitaba a afirmar su independencia de los poderes laicos, sino que “pretendía instaurar una teocracia pontificia”. Algunos puntos son elocuentes:

“Solo el pontífice romano puede llamarse, a justo título universal (II); El Papa es el único hombre al que todos los príncipes besan los pies (III); Puede deponer emperadores (IV); Nadie debe juzgarlo (XIX); La Iglesia Romana nunca ha errado y, según el testimonio de las escrituras, no errará jamás (XXII). No hay duda alguna en que el pontífice romano, canónicamente ordenado, es santo por los méritos del Bienaventurado Pedro (XXIII).

Gregorio muere en el 1085, pero como el principio homeopático sostiene, el remedio es una enfermedad más poderosa que desplaza a la instalada, pero esta nueva muestra de despotismo leonino se alojó junto a la corrupción anterior y es el prólogo del papado autoritario que continúa en el próximo período.

Simón el mago

Período Virgo (1082,48-1261,06)

Iniciamos el tercer cuadrante del ciclo, por encima del horizonte cósmico, en oposición al momento inicial en Piscis. Un Cristianismo como una forma de solucionar las fuerzas dividas arrastradas desde el período anterior, proyecta el enemigo al exterior (Enemigos Declarados VII cósmica). Así sale pujante buscando reconquistar la Ciudad Celeste: Jerusalem, perdida (638) en el inicio del anterior cuadrante, ante el poderoso hermano rival (Géminis- Islam). Por otro lado se producen cambios en la estructura social, anticipados en la literatura polémica por Aldaberon de Laon (hacia 1027) y Gerardo de Cambrai (hacia 1044). La uniformidad carolingia (Cáncer) se ha perdido, pasando a tener la Iglesia como la estructura social un nuevo orden triple: oratores, bellatores y los laboratores. Estos últimos identificados con la clase de los campesinos, hasta incluir en ella, en el siglo XIII, la mano de obra artesanal de las ciudades (Virgo). Esta inclusión es doble, por un lado Gregorio VII, recurría a su intervención para combatir a los poderosos en caso de abuso de poder o su desobediencia (Leo). Por el otro, los pobres, los que no lograban entrar en la élite económica de los que mediante el trabajo conquistaban su promoción social, lo hacía por el motor vocacional de las Cruzadas, donde tendrán una participación relevante, (como los vagabundos que acompañaban a los caballeros).

Este nuevo orden virginiano se manifiesta en los cambios experimentado en los oratores: el clero dominado por el modelo monástico, pero de una línea más austera, penitencial (Virgo). Recién iniciado este período, en el 1084, un noble renano Bruno, funda la Cartuja, donde también se ordena el fenómeno del eremitismo espontáneo –compensador de la corrupción del período Leo. De esta forma esta manifestación vuelve a la sociedad (VII), representa “una institución estable del eremitismo” formando parte de la Conciencia Colectiva (Virgo, según los astrólogos junguianos).

En 1098, surge otro movimiento decisivo en Citeaux, quienes llevan adelante dentro de sus monasterios la evolución socio-económica, reflejando un cambio con respecto al final del período anterior de “rechazo del mundo”, adaptándose y desarrollando sistemas de granjas, cría de corderos, incluyen los molinos, sus aplicaciones industriales y, al modo de los alquimistas se hacen “maestros herreros” (Virgo, Eliade los vincula a ambos en su obra “Herreros y Alquimistas”). Estos adelantos estaban al servicio de la oración, dado que el maquinismo los liberaba para su práctica.

Es interesante notar la controversia dada entre el Abad de Cluny (fundada al principio del período Leo), Pedro el Venerable, y San Bernardo de Citeaux (Virgo) que ejemplifica esta diferencia. El primero estaba irritado “por esta “manía” de trabajo , por este celo de ser monjes- labradores o monjes-obreros” . En coincidencia con la maldición bíblica del trabajo (Virgo), resultado de la expulsión de la Unidad Original (Piscis), “la pasión por el trabajo es, esencialmente una forma de penitencia, aunque también conlleva aspectos más claramente positivos. Si el nuevo monaquismo es trabajador es porque es penitencial” . Parecería que el monaquismo volvía – dada la afinidad por elemento tierra- al ora et labora de San Benito (Tauro); pero en este período el modelo jerárquico heredado se mantiene a través de los famuli (sirvientes) domésticos y la presencia de los converso sustituyendo a los siervos (Virgo).

Es precisamente Bernardo de Citeaux (21/8/1098; 5,0, Fontaine – Lés Dijon-1153) quien va a ser el personaje influyente en la primer parte de este período. En su doble vía monacal y como secretario papal (Virgo) de Inocencio III, y consejero de su antiguo discípulo Eugenio III (1145–1153); predicando por la segunda Cruzada y su combate contra los Cátaros en el Sur. En el plano intelectual , su disputa con Abelardo y la escolástica. Los cisterciences bajo su cargo en Claraval pasaron a ser la nova militia Christi (Virgo, ejército en Astrología Mundial) y fue el autor de las reglas de la Orden de los Templarios, donde el nuevo fenómeno de sociedades (VII) que combinaban el espíritu caballeresco guerrero con el monástico (Virgo) se inaugura también en este período. Junto a la Orden Hospitalaria, los Templarios se constituyeron, luego de la primer Cruzada, para defender a los peregrinos y curar a los enfermos (Virgo). En 1128, Bernardo consiguió que esta Orden fuese reconocida por el pontificado.

Por último, y no menos importante desde el punto de vista simbólico, es el devoto de “Nuestra Señora” por excelencia (definición popularizada por Citeaux). A pesar de seguir el modelo ortodoxo, combatiendo la inmaculada concepción, pone en gran fervor y escribe sobre el papel mediador de María (Virgo, Mercurio, signo mutable) y sobre la maternidad de gracia, culto que se extenderá , como reacción al Amor Cortés (ver más abajo), con la devoción popular y con la construcción de Catedrales, dedicadas en su mayoría a Notre Dame (Nuestra Señora), que surgen en el norte de Francia a partir de 1150.

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Estos acontecimientos están acompañados en su inicio (1098, nacimiento de Bernardo, fundación de los Cisterciences) por el aspecto creativo de la serie quintil 108º entre el A.S.P. (2º 36’ Virgo) y el Apex (19º 51’ Sagitario, orbe 45’). Esta posición coincidirá también con la prédica y finalización de la Primer Cruzada. El 26 de Noviembre de 1095 (orbe 18’) en el Concilio de Clermont, Urbano II gana para la causa a los caballeros y príncipes occidentales. Varias corrientes confluían en la idea de una “guerra santa” (ejército: Virgo, santo: Sagitario) contra los infieles. 1). La purificación (Virgo): “los que fueron bandidos, se hagan soldados” , 2) la dificultad presentada por los seljúcidas para la peregrinación de los fieles (Sagitario), 3) la esperanza escatológica de reunir a las naciones en la ciudad santa y Madre del Mundo: Jerusalem. Bernardo tomaba su conquista terrena (Virgo) como una etapa hacia la Jerusalém Celeste (Piscis), pregonada en la Civitas Dei (Tauro, afinidad por Tierra).

Los cruzados lograron tomarla en 1099 (orbe 58’) y la mantuvieron hasta 1187. Los sucesivos fracasos en reconquistarla, hasta la VII en 1270 (ya en el período de Libra), fueron interpretados por los contemporáneos- imbuidos del espíritu virginiano de la época- por “la indignidad de los grandes y de los ricos. Incapaces de penitencia, lo príncipes y los ricos no alcanzarían el reino de Dios ni conquistarán a la Tierra Santa. Esto pertenece a los pobres, los elegidos de la Cruzada.” De esos hechos indignos se resalta el saqueo despiadado de Constantinopla a manos de la IV Cruzada (1204), donde instauran el Imperio Latino de Oriente. Una reacción espontánea, por lo tanto arquetípica, se dio en 1212, cuando dos cruzadas de niños, una proveniente del Norte de Francia, la otra de Alemania, fueron movidos por el afán de encarnar el arquetipo virginiano de la pureza, y dada esta condición , recuperar el Santo Sepulcro. La de Alemania, movilizada por el niño Nicolás quien afirmaba haber recibido el mensaje de un ángel, se detuvo en el norte de Italia dada la desaprobación de Inocencio III. La otra llegó a embarcarse, pero sufrieron el lado oscuro de Virgo: fueron vendidos en Alejandría como esclavos a los sarracenos.

Para reconquistar los Santos Lugares- escriben Alphandry y Dupont- “no puede esperarse sino de un milagro y el milagro solo puede producirse a favor de los más puros, de los niños y de los pobres”. Estos autores nos muestran el accionar del eje Piscis (milagros) – Virgo (pureza). La condición sincronística para este hecho simbólico estaba dada tanto en la IV Cruzada como en la de los niños, por la conjunción del A.S.P. (20º 24’/21º 45’Virgo, 1204/1212) con el S.C.G. (20º 40’/20º 46’; Virgo, orbes:16’/59’) y la cuadratura al Apex (21º 20’/21º 26’ Sagitario, orbes: 56’/19’)

Ya no era el lado creativo del aspecto de 108º (Apex, 1095), de exaltación escatológica inicial, sino que mostraba el lado oscuro (cuadratura menguante). En la fase de oposición, un rabí oscuro de Galilea había sido crucificado (Piscis, I oposición S.C.G.); ahora con la conjunción una sociedad, Constantinopla, un grupo de niños puros (VII, Virgo ) lo eran. Pero no fueron los únicos “puros” que sufrieron las cruzadas. En noviembre de 1207, se inicia la cruzada interna, contra los herejes, los “puros”, los Cátaros. Los bogomiles instalados desde el período anterior en Occidente comienzan a llamarse así a partir de 1163. La búsqueda de la perfección, de la pureza, del Dios bueno y luminoso lejos de este mundo y el rechazo de éste dominado por Satán - Yavhé, nos permiten ligarlo al S.C.G. en Virgo. La leyenda de Astrea, diosa de la Constelación, es que caminaba en la tierra en los míticos tiempos de la Edad Dorada, pero ante la maldad de los hombres se refugió en el Cielo en forma de Constelación.

También en este período se funda una de las instituciones que muestran el lado oscuro de la “purificación “ de Virgo: la Inquisición (1231). La Cruzada se extiende hasta el 1244 con la caída del último bastión en Montsegur. Pero la cultura cátara occitana está también ligada al AMOR trovadoresco, lo contrario de ROMA en el clus de los trovadores. Ellos, como los caballeros, servían a una dama con la cual mantenían una relación platónica, inalcanzable, pero esto los inflamaba hasta alcanzar la experiencia mística. El culto creciente a la Virgen, fue el antídoto para que este “mal” no se expandiera dentro de la Cristiandad.

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En el año 1085, los Reinos de Castilla y León unidos reconquistan la ciudad de Toledo, antigua capital de los Visigodos. Siguiendo con la tendencia hacia el Pez occidental que el eje de precesión había iniciado con el paso por la antepenúltima estrella de la comisura hacia el 990 y coincidiendo con el oeste simbólico cósmico de la subdivisión del Eón de Piscis. El A.S.P. (0º 25’ Virgo) hacía un aspecto de la serie quintil: 18º con el S.C.G. (19º Virgo, orbe 35’).

Los tesoros de la civilización árabe, sus conocimientos clásicos, fueron absorbidos por el Occidente Cristiano y se iniciaron las traducciones al latín de las obras de Aristóteles, cuya adaptación da nacimiento a la Escolástica: forma racional de pensamiento que se elabora consciente y voluntariamente a partir de un texto considerado como autoridad. Combinado con que las primeras universidades surgen de las escuelas asociadas a las Catedrales de Nuestra Señora (París es fundada en 1158) podemos observar el espíritu virginiando de la época. Un nuevo poder aparece en la cristiandad asomándose el siglo XII: “Junto al Sacedocio y la Realeza, el Saber (Studium) (...) Studium es un saber nuevo, el saber universitario”. Junto a la división tripartita de oratores, bellatores y laboratores, esta nueva división tripartita nos refiere al arquetipo de la conciencia, según Jung, representado por el número, que en el sistema astrológico está ligado también a Mercurio como mediador, la casa III en Géminis y también en su regencia en Virgo a la que los astrólogos adjudican la Conciencia Colectiva , de esta forma en estas divisiones tripartitas se expresa las nuevas tendencias en ella. Disfrazada de “Nuestra Señora”, la Virginal Atenea, protectora de la Academia, había retornado luego de su expulsión del Senado en el 382, también acompañando a las órdenes en su mística guerrera.

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Entre los poderes sacerdotal-espiritual y la realeza-terrenal, aún se producirán algunos choques con Enrique II (1170) y Federico Barbarroja (1177). Con el Emperador Federico la disputa es resuelta con el tratado de Venecia donde la Iglesia establece un principio de autoridad. En el caso de Enrique II de Inglaterra, está implicado el asesinato del arzobispo de Canterbury, Thomas Becket, producto de las discusiones entre la Iglesia y el Estado. Tras su muerte Enrique fue obligado a doblegarse al Derecho Canónico y a la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos contra el clero. Ambas figuras, Enrique y Becket, fueron tomadas como símbolo de este conflicto. La canonización de Becket como mártir en 1173, dio la conclusión a este episodio.

Es en 1173 que el A.S.P. (15º 12’ Virgo) hacía la cuadratura menguante- ligada a Capricornio y su orientación al poder- con el C.G. (15º 18’, orbe 3’). El asesinato de Becket en 1170 (orbe 33’), mostraba en Enrique “ el afán de autopreservación, que prescinde de toda ética”. La iglesia responde de la misma forma y también con “la presión consciente de responsabilidad social” al permitirle la solución de compromiso de aceptar la mayoría de las costumbres inglesas. Por el lado del acuerdo con Federico también estaba el trasfondo de este aspecto (orbe 30’, 1177).

También bajo esta cuadratura un rico comerciante de Lyon, Pedro Valdo renunció a su fortuna y comenzó a predicar la pobreza voluntaria, su movimiento fue conocido como “los pobres de Lyon” o valdenses. Era su respuesta ante la presión social, su forma de enfrentar las ambiciones del mundo. Como eran contrarias al modelo productivo/ trabajador del período Virgo, son anatematizados en 1184 por Lucio III. Pero Inocencio III, se conciliará con una fracción de ellos y su versión italiana, los humillati, a principios del siglo XIII (con la conjunción del A.S.P. al S.C.G.) al adoptar una nueva forma, favorable al sistema, de conventos talleres en donde trabajaban la lana. Inocencio III también autorizó en el 1210, a un joven que en el 1205, luego de una grave enfermedad estando prisionero en la guerra había cambiado sus ricos vestidos por una humilde túnica y empezó a ayudar a los pobres y leprosos. En 1208 recibió un mandato de expandir su prédica; así lo fue a ver a Inocencio en 1210, quien lo autorizó a fundar su orden, luego de resistencias conscientes que fueron compensadas por un sueño con Cristo que le hizo rever su decisión. La voz de Francisco de Asís, parecía provenir de otro mundo cristiano.”Era una voz próxima a la Iglesia primitiva” , lo cual le hacía sospechar de herejía, pero Francisco prometió obediencia y respeto al Papa. Como ya vimos el A.S.P. hizo conjunción durante esos años con el S.C.G., trayendo los ecos del Cristianismo olvidado, del Hermano Sol y Hermano Luna, del vínculo con los animales, lobo, pájaros, peces y cordero (Virgo), símbolos de Francisco y también de los estigmas en su cuerpo de la crucifixión de Cristo.

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No se podía dejar de mencionar la aparición de la literatura caballeresca, vinculada al Amor Cortés, que surge precisamente con Chretien de Troyes hacia 1170 (cuadratura del A.S.P. con el C.G.), quien era protegido de la esposa de Enrique II, Leonor de Aquitania y de su hija María de Champaña, creadora de las “Cortes de Amor”. Las canciones épicas que emulaban a Carlomagno son reemplazadas por el Rey Arturo y su mítica Camelot, otra forma de la Ciudad Celestial. Quizás el punto culminante de esta saga sea el “Perceval o el Cuento del Grial”, que Chretien no alcanza a terminar y que varios autores le ensayan un final. La versión que más ha trascendido es la de Wolfran Von Esenbach, y en ella se mezclan diversos elementos: gnósticos, herméticos y orientales. Wolfram se coloca a sí mismo como el transmisor de un conocimiento esotérico proveniente del misterioso Preste Juan, rey sacerdote de la India, sobrino de Perceval quien se lo transmite a un sabio pagano (musulmán o judío) Flegétanis.

Por lo tanto el libro sintetiza todos los elementos orientales y occidentales que se ven reflejados en el hecho que Parzival (Perceval) tiene un medio hermano Feferiz pagano, y en una solución insólita para la época, resulta vencedor el pagano en el enfrentamiento de ambos. Sin embargo, es el Amor Fraternal la idea que los aúna, simbolizan a una nueva sociedad universal tolerante. En el otro signo mercurial, Géminis, Mahoma se había colocado como sello de la profecía, integrando a sus antecesores el Judaísmo y el Cristianismo. Wolfram lo hace ahora con la idea del Cristianismo , pero sin la Iglesia, siempre ausente en la obra, “ en una sociedad (utópica) en que los cristianos y los paganos viven en armonía y tolerancia. Oriente y Occidente quedan subsumidos en esa sociedad universal, regida inmediatamente por Dios y orientada a conseguir el orden, la justicia, la paz y el bienestar de todos los súbditos.” Ese Dios que no era el de la Iglesia, parece estar reflejado en el momento de su escritura entre los años 1200 y 1210, cuando el A.S.P. hacía la conjunción con el S.C.G. en Virgo, iniciando un nuevo ciclo.

Se especuló con que la copa del Grial o Graal, fue en realidad el tesoro que los cátaros se llevaron al escaparse de Montsegur. En el siglo XX Hitler organizó una expedición para hallarlo allí. El símbolo del Grial – que algunos lo derivan del griego kráter aparecida en el Corpus Hermeticum IV 3,6 explicando allí su función redentora - trascendió su época y llegó hasta nuestros días, en donde el “Choque de las Civilizaciones” oriental y occidental aún es una herida “incurable” para nuestro Rey Amfortas cuya estrechez racionalista y materialista conduce al mundo hacia una “tierra desvastada” como la del mito.

Es justamente en 1205, con la misma sincronicidad del S.C.G., que Ibn Al Arabi recibe por tercera vez la investidura del al-Khidri, esa ceremonia le equivalía a una ordenación que daba autenticidad a su misión y le destinaba a difundir su mensaje. Ibn al Arabi es el renovador del misticismo musulmán y el reforzador de la tradición esotérica musulmana. En él aparece también, al igual que en los trovadores y caballeros, el Amor como medio de alcanzar la Divinidad y la Imaginación Creadora como otra instancia, ambas se combinan en su teosofía y teofanía. Una joven de familia iraní fue su fuente de inspiración del Dwan, refiriéndose a la joven en el prólogo de la obra dice: “pues ella es el objeto de mi búsqueda y mi esperanza , la Virgen purísima” denotando la acción del arquetipo y prefigurando lo que en el período Libra será el dolce stil nuovo de Dante y su Beatriz inspiradora.

Para concluir el monje cisterciense Joaquín de Fiore, luego de una serie de visiones entre el 1190 y 1195, concluye en 1199 sus comentarios al Apocalipsis (A.S.P. 19º 35’ conjunción S.C.G. 20º 35’, orbe 1º), de la misma forma que en la oposición había surgido los primeros Apocalipsis de Daniel y Henoc. Comentando el pasaje del Apocalipsis de Juan 11,3, donde 2 testigos profetizarán durante 1260 días, De Fiore interpreta que representan tres varones: Henoc, Moisés y Elías. Henos significaría la Edad del Padre, el dios tremendo del Antiguo Testamento; Moisés prefigura al hijo y finalmente Elías al Espíritu Santo. Esta estructura tripartita propia del arquetipo, vuelve a aparecer e influenciará en Comte y su idea del Progreso y en Hegel . De Fiore, de acuerdo al Apocalipsis (11,3-4) predice que el advenimiento de la Era del Espíritu Santo empezará en el 1260 . Uno de los símbolos del Espíritu Santo es la paloma, el animal atribuido a Venus. Es justamente en el 1261 (apenas 1 año de diferencia) que comienza el período Libra y en él los primeros soplos del Renacimiento, el comienzo de la progresiva liberación del yugo eclesial de la Iglesia del Hijo que adora al Dios Padre.

Algunas Reflexiones

Dado el límite requerido de la exposición, me veo en la obligación de detenerme aquí en el desarrollo. De los trece períodos a considerar (incluyendo el período Piscis de la Era de Aries) pude desarrollar ocho, lo cual me permite aventurar algunas conclusiones al respecto de la hipótesis planteada en este lapso de tiempo que abarca entre el 168 a.C. y el 1261 d.C.

En primer lugar podemos concluir que al utilizar el mismo punto de inicio, el 11 d.C. y la misma división del mes platónico usada por Jung, los dos posturas, astronómica y astrológica simbólica desarrollada aquí, coinciden. Las primeras estrellas vinculadas al pez vertical, coinciden con las etapas de formación-consolidación (Piscis-Tauro) y mayor desarrollo-expansión (Géminis - Virgo) de la Iglesia Cristiana. Las dos últimas estrellas de la comisura, antes del Pez Occidental, son atravesadas por el eje de precesión hacia el 1274, la primera, y 1431, la segunda, concordando con el período Libra (VIII), en el que el Renacimiento humanístico y artístico comienza a conmover las estructuras medievales. La estrella que inicia el segundo pez en 1821, inaugurando la era del materialismo y racionalismo que nos dominan, según Jung, corresponde, coincidencia significativa, al período Capricornio, opuesto al de Cáncer, en donde se origina la Cristiandad, bajo Carlomagno, inspirada en la Ciudad de Dios (Tauro), alcanzando la sociedad católica su mayor expresión. En el saturnino Capricornio se coagula la lava de Escorpio (IX), en donde el temperamento melancólico exaltado de los sabios saturninos , el ensanchamiento del mundo físico y espiritual del segundo Renacimiento (IX 1439-1618) continúa la disolución de la Cosmovisión Medieval, finalmente arrojada a las sombras del oscurantismo por los fuegos del Iluminismo racional del período Sagitario (1618,22-1796,81) Pero esta sigue siendo una mirada de telescopio, al estudiar a través de la lupa, los períodos desarrollados, pudimos observar la coherencia simbólica entre los acontecimientos, ideas y el sustrato arquetípico representado por el simbolismo astrológico, generando el “espíritu de la época”.

A través del simbolismo astrológico se pueden observar redes de conexión que por otro lado quedarían ocultas o pasarían desapercibidas. No se limitan a los períodos en sí mismos, sino que estas redes vinculantes se conectan por afinidad de elementos y/o de temas arquetípicos subyacentes. Por ejemplo considerando el arquetipo femenino-materno observamos que en el período Piscis, el lugar de lo femenino está igualado al de lo masculino dentro del Cristianismo, pero la Ortodoxia lentamente irá desplazando el lugar de las mujeres hasta que en el 200, en el masculino Aries desaparecen sus privilegios. Pero lo femenino reprimido surge en el venusino-lunar Tauro; María desplaza a la lunar Isis y en el Concilio de Efeso, se la estatuye como Madre de Dios. Siguiendo este lineamiento, en Cáncer, Concilio II de Nicea, se establece la “superreverencia” de María sobre los santos. En Virgo, Bernardo la populariza como la “mediadora” mercurial entre Dios y los hombres, oponiéndose a la inmaculada concepción, en Tauro. Es justamente en el signo opuesto, Escorpio, en 1477, que se establece la fiesta de la Inmaculada Concepción, librando a María del pecado sexual escorpiano, establecido por el escorpiano Agustín en el período opuesto de Tauro. Finalmente en Capricornio, en 1854 Pío IX la termina de establecer doctrinariamente y en 1950, se establece el dogma de Asunción. Hubo motivos políticos (Capricornio), para ello, la defensa contra el materialismo comunista, al igual que en forma más espontánea, en Virgo, la popularización del culto a la Virgen, junto con las catedrales en su honor, fueron un freno para el culto a la Dama del Amor Cortés.

Pasemos ahora a la mirada del “telescopio- microscopio”, los aspectos del postulado A.S.P., con los puntos galácticos, nos han mostrado sincronísticamente, los hitos de los períodos tratados. Una mirada más amplia de ellos nos permite observar la afinidad del C.G. con el movimiento cristiano, luego más específicamente con Roma. Aún con el C.G. en Escorpio, era la religión de las catacumbas. Con la entrada a Sagitario en el 80, se le agrega la escritura de los primeros evangelios. En el 125 (108º) se crea el nuevo género de la Apología, para conquistar al público culto y presentarlo como la filosofía más completa (Sagitario). En el 200 (120º), la tendencia fueguina de Sagitario, se combina con el período ariano y lo femenino es definitivamente erradicado del sitial de privilegio en las Iglesias Ortodoxas. En el 297 (135º), se produce la última persecución y el advenimiento del Mesías solar Constantino, el décimotercer apóstol. En Tauro en el 391, se oficializa la religión (150º) y en el 397 se afirma el credo en el cuerpo físico de Jesús. En el 588 (180º), en Géminis se convierten los herejes que saquearon Roma, los arrianos, en el 589 se siembra la semilla de la futura separación de Oriente y Occidente, la filioque. En el 590, surge Gregorio, el gran reformador y evangelizador de la Iglesia. En Cáncer (150º), Alcuino y Carlomagno publican la Admonitio Generalis, los lineamientos del Renacimiento Carolingeo. El mismo año en el Concilio de Nicea se eleva a María sobre los santos. En Leo, en el 981, el futuro ideólogo del Imperio Gerberto, impresiona al “rojo león” Otón. En el 1054 (108º), el viento de la filioque (Géminis) desató la tempestad del cisma entre Oriente y Occidente, cisma particular, a diferencia de los conflictos del Apex, dado que ambas corrientes siguen siendo, coincidiendo con el C.G., la llamada Ortodoxia. En Virgo esta tendencia continúa pero con el poder temporal, con victorias sobre el Rey Enrique II, 1170/73 (90º) y 1177 sobre el Emperador Federico.

Al finalizar la exposición del período Piscis, había quedado flotando la pregunta de los dos Cristianismos, el de la Iglesia del Padre, continuadora del eón de Aries/Escorpio, con la posible discusión de Jesús en la Sinagoga (C.G. 120º) y el Cristo de la crucifixión, (S.C.G. 180º), de la visión de Pablo que parecía encarnar el primer hereje Marción, de la escuela paulina. De acuerdo al desarrollo presentado, la Iglesia, salvo la excepción de Gregorio I , siguió el lineamiento arquetípico este hecho fundante.

El lado del eón de Piscis propiamente dicho, la Iglesia del Hijo con su igualdad entre los hombres y mujeres (excepción de Pablo) y los valores del Amor, fe y compasión, pareció estar del lado de los herejes y del S.C.G. En Aries, en el 228 (150º), el herético Mani tiene su primer revelación. Pero, en el 325, desde el lado oscuro, el pagano Constantino, establece una iglesia imperial (135º), con Cristo como poderoso gobernante (pantokrator); la reacción introvertida, es el establecimiento de los primeros eremitas y monasterios en el desierto. En Tauro, el maniqueísmo, dentro de esta misma línea, se introduce en la ortodoxia con la Ciudad de Dios de Agustín (120º). En Géminis, surge el gran rival del Cristianismo, el Islam, Mahoma recibe el Corán del ángel Gabriel (90º). En Cáncer en el 816 (60º), parece restablecerse el lado luminoso en el cristianismo y se establecen los cuidados a los pobres. En el 813, el Islam alcanza su etapa de florecimiento cultural y se edita la “Tabla de Esmeralda”. En Leo, desde el lado oscuro de lo femenino, las Matriarcas imponen los Papas, como contrapartida al avasallamiento laico, se funda la Abadía de Cluny (45º), que alcanza su primacía en el 951 (40º). Gerberto estudia, integrando oriente y occidente con los árabes en Toledo (36º) y se establece el monacato de los camalduenses con su rechazo del mundo (1012, 30º). Del lado del Islam, el mártir Al –Hallaj es crucificado.(45º). Finalmente en Virgo, con la conjunción surgen el eco lejano de la Iglesia primitiva: San Francisco, los intentos de integración de Oriente y Occidente con el Parzival de Wolfram, la profecías de De Fiore y el reformador de la mística árabe Ibn al-Arabi. En el lado oscuro, la IV Cruzada y la Cruzada de los niños y la aniquilación de los Cátaros. Aunque faltan períodos para revisar en los cuales la tendencia se va a modificar por la secularización progresiva, hasta aquí podríamos concluir, la afinidad del C.G. con la ortodoxia y el S.C.G., con los movimientos visionarios, heréticos -como lo fue el cristianismo original y también Pablo como motor de la conquista de los gentiles- y a la inclusión de estos movimientos en la forma del monacato y el eremitismo dentro de la tradición de Roma. Esto parecería estar de acuerdo con la convicción gnóstica del Dios de Israel (Aries-Escorpio, C.G.) como demiurgo que ignora al Dios desconocido trascendente (S.C.G.)

Sin embargo, la excepción de Pablo, con su paulatina degradación de lo femenino, del Concilio de Nicea, de la Ciudad de Dios, y de Gerberto, donde el S.C.G. está involucrado, nos parecería mostrar una faceta diferente de este Dios Trascendente, más acorde con el dios gnóstico Abraxas, dios y demonio al mismo tiempo, que manifiesta este lado terrible en aquellos que asumen sólo el lado luminoso (Jesús, Mani, Al-Hallaj, Cátaros, Cruzada de los Niños, Papas puer dominados por las Matriarcas). En el caso de Pablo, Constantino y la Ciudad de Dios, donde ambas facetas se conjugan, al igual que en Mahoma con su mística guerrera, los resultados parecen tener una raigambre profunda que se extiende en el tiempo , dado que se adaptan al mundo exterior. En un grado diferente de conjugación de ambos aspectos tenemos a Gerberto, el ideólogo del Sacro Imperio Romano Germánico, uniendo oriente y occidente; a San Francisco, los movimientos monacales, Ibn al-Arabi, el movimiento hermético que dio origen a la “Tabla de Esmeralda” y la Alquimia y la Ciencia del florecimiento de Al-Mamún. Con lo cual también podemos concluir que el S.C.G. representa el impulso más profundo, visionario, creativo, introvertido psicológicamente, con la doble faceta oscura y luminosa. En el caso extremo provocan la escisión con la extroversión, la falta de adaptación al mundo, deviniendo este negativo y amenazante, como el Demiurgo gnóstico. El C.G., parece haber actuado en de qué forma se integran estos aspectos creativos (por ejemplo los evangelios), o como se los sostiene en el tiempo, adaptándolos a los cambios (el género apologético), desde el lado más extrovertido, en la configuración del dogma, en los aspectos políticos, el lado oscuro se muestra al rigidizarse el dogma o el impulso al poder, de allí surgen los contenidos compensatorios del S.C.G.. El Papa Adriano VI, muestra simbólicamente esta dialéctica en la Dieta de Nuremberg en 1522 (período Escorpio): “Las escrituras dicen abierta y enérgicamente que los pecados del pueblo se han acrecentado con los pecados de los sacerdotes, y por eso, como dice el Crisóstomo, cuando Nuestro Redentor quiso curar a la ciudad de Jerusalén enferma, fue primero al templo, a fin de castigar los pecados de los sacerdotes, como buen médico que cura el mal en su raíz”.

¿Qué papel ha jugado el Apex?. Hemos observado su accionar a través de divisiones y semillas de futuros conflictos. Pero en este punto más cercano a nuestro sistema solar, podría pensarse, en este contexto, que estaría más cerca de la conciencia. Al moverse en cuadratura constante con el S.C.G, podríamos pensar también que estos impulsos creativos, estarían mediatizados por el Apex e irrumpirían o tomarían alguna forma a través de él. Estando en cuadratura, esta forma es a través del conflicto. En el período Piscis de la era de Aries, por ejemplo, se producen con el S.C.G., la aparición de los primeros Apocalipsis, con su interpretación de los hechos presentes de acuerdo a profecías del pasado. Unos años después, la interpretación de estos hechos y su diferente posturas ante él, llevaron a la división entre los esenios (introvertidos) y fariseos (con un grado mayor de integración de lo extrovertido).(Apex, 90º).

En el período Piscis del Eón de Piscis, luego de la crucifixión (S.C.G.), Saulo de Tarso, persigue a los cristianos y en un violento giro hacia el opuesto, luego de la visión de Cristo (Apex, 90º), se convierte y es el iniciador del movimiento que integrará a los gentiles y luego terminará dividiéndose del judaísmo tradicional. En el período Aries, Mani, recibe la primer revelación (S.C.G.) y en la segunda (Apex, 120º) inicia su propio camino, separándose de su colectividad original cristiana. En el mismo período, Constantino gobierna el Concilio de Nicea, preparando su cristianismo imperial pagano (S.C.G); con el Apex (135º) funda la nueva Roma, Constantinopla, germen de la futuras divisiones políticas y religiosas. En Tauro ambos, S.C.G. y Apex, están en orbe para la culminación de la Ciudad de Dios de Agustín, permitiendo la intromisión del dualismo gnóstico / maniqueo en el Cristianismo. Pero en el 431, aún en orbe con el Apex, se produce una división en la Iglesia, los nestorianos son excomulgados por su creencia en María como Madre de Jesús (físico) y no como Madre de Dios (espiritual), reeditando el conflicto dualista.

En Géminis, en el 624, aparece una continuación de este conflicto, dado que Honorio I, trata de integrarlos de vuelta, con su concepción del monotelismo, pero fracasa y es excomulgado. Aparentemente, el S.C.G, que en ese período 617/19, coincidió con la revelación del Corán, está fuera de esta discusión. Sin embargo, hay un punto de contacto, dado que Mahoma se contactó con el Cristianismo nestoriano, recibiendo sus enseñanzas de él. Por ello, afirma Draper, “nunca hablaba como de Jesús hijo de Dios, sino siempre como Jesús, hijo de María” . Los primeros conversos, los consigue en Medina, entre los judíos y nestorianos. Algunos historiadores como “Whately lo considera como una corrupción del cristianismo. Creció como una rama del nestorianismo” . De allí que Draper comente que los desastres que abrumaban a la Cristiandad, con la expansión musulmana, eran debido a las disensiones de las propias sectas. Por este motivo el Emperador Heracleo, al mismo tiempo que intentaba defenderla por las armas “trataba con gran interés de dirimir las diferencias de los sectarios. Con tal objeto intentó hacer aceptar la doctrina monotelista de la naturaleza de Cristo, pero ya era demasiado tarde”.

En el período Cáncer, nos encontramos con una reedición de una problemática gnóstica, del illo tempore original del período de Piscis – facilitada por el mismo elemento y la tendencia al pasado del símbolo, continuando y culminando lo iniciado en el período Tauro- pero colocada en la veneración de los íconos. La tendencia iconoclasta, y su espiritualismo, los situaba en la misma línea que los gnósticos, para los cuales el cuerpo de Cristo era espiritual, por lo tanto negaban la crucifixión y por ende el propio martirio. Esta discusión conecta el hecho fundante de la Crucifixión (S.C.G., 180º, A.S.P. Piscis) en conexión con el II sínodo Iconoclasta del 815 (S.C.G., 60º A.S.P. Cáncer). Además estaba el Apex (Sagitario, 150º, A.S.P.) conectado a este concilio y a los sucesos posteriores del 821, la revuelta de Tomás contra el Emperador iconoclasta, apoyado por los iconódulos.

En Leo, encontramos la reacción monástica ante la corrupción de Roma con la fundación en el 909 (S.C.G., 45º, A.S.P., Leo) de la Abadía de Cluny, que se expandió durante el período hasta alcanzar su culminación hacia el 951 (40º). Esta reforma se distinguía de las anteriores por la conexión entre las diversas abadías y un poder centralizado en el abad de la casa madre en Cluny. Constituía así un verdadero imperio monástico, siguiendo la peculiaridad de que desde su fundación sólo dependía del poder papal. Si bien volvía a la regla benedictina, con sus rituales y cánticos, el aspecto laboral (Tauro) era esta vez, siguiendo el espíritu leonino, delegado en los conversos y siervos. De allí que, junto a la buena alimentación, se convirtiera en refugio de aristócratas y caballeros, apoyando el régimen feudal, pero utilizando esos vínculos para mantener la independencia. En el año 1020 con el Apex (120º al A.S.P. Leo) nace el monje benedictino Hildebrando, luego Gregorio VII, el reformador quien llevó a cabo en la Iglesia, lo que Cluny había realizado en la vida monacal: la independencia de y sobre el poder laico.

En Virgo, con la conquista de Toledo en 1085 (S.C.G. 18º al A.S.P Virgo) se inicia una etapa donde el conocimiento acumulado por los árabes, llega a Occidente. En 1095, en orbe aún (58’) y con la intervención del Apex (108º al A.S.P Virgo), Urbano II convoca la Cruzada para recuperar Jerusalem. Pero además, siguiendo con la misma línea de la reforma gregoriana (Leo) de la supremacía del Papa en este caso sobre Alfonso VI, designa a Santiago de Compostela, el otro lugar de peregrinación para los cristianos, como sede papal, de la misma jerarquía que Roma, y se da el cambio del rito romano por el mozárabe visigodo y el de la letra carolina por la visigótica. Con la conjunción del A.S.P. al S.C.G. entre el 1200 y 1212, apoyados por el Apex (90º) devienen los sucesos quizás más trágicos, manifestando el lado “demoníaco” de Abraxas. La IV Cruzada (1204), la Cruzada contra los Cátaros (1208) y la Cruzada de los Niños (1212). Por el lado luminoso: San Francisco, el Parzifal de Wolfram y en el Islam, el inicio de la misión de Ibn al-Arabi, el gran renovador de la mística musulmán.

Como ejemplo del funcionamiento creador de nuevos contextos históricos “heréticos”, pero ahora en un momento secular, tomaremos tres acontecimientos que lo expresan con elocuencia. El primero de ellos, en el período Sagitario (1618,22-1796,81) es la toma de la Bastilla que da origen a la Revolución Francesa, donde la diosa Razón-Minerva (Virgo) reemplaza a la Virgen María en Notre Dame constituyendo el segundo gran enemigo del Cristianismo, el Anticristo expresado en lenguaje simbólico. El primer gran enemigo lo había constituido el Islam que nace en el período de Géminis con la cuadratura superior del A.S.P. con el S.C.G.; en coincidencia significativa la Revolución Francesa se da con la cuadratura inferior del A.S.P.( 28º40’ Sagitario) con el S.C.G.(28º50’ Virgo, orbe 10’) y la conjunción con el Apex (29º30’ Sagitario, orbe50’), orbe que se hará partil durante el proceso de la Revolución.

En el período Capricornio (1796,81-1975.39) las Revoluciones Rusas, la primera controlada de 1905 y la segunda exitosa del 1917, también se hallan en el contexto de ambos puntos galácticos. El pueblo ruso que tras la caída de Constantinopla asumió la misión de ser la nueva Israel y Moscú la tercera Roma, constituyendo el trasfondo mítico de la Revolución proletaria quien asume esta misión histórica, sólo que lo hace en una versión secularizada donde las fuerzas del cambio (S.C.G.) en manos del proletariado combaten a las fuerzas “oscuras” de la ortodoxia zarista, extendida luego al Capitalismo (C.G.). En 1905 el A.S.P.(18º Capricornio) hacía un aspecto de 108º de la serie quintil al S.C.G.(0º27’ Libra, orbe 17’) y el Apex (1º17’ Capricornio) , confirma su actitud combativa decidiendo en 1917 con el aspecto de 18º al A.S.P (20º11’ Capricornio, orbe 54’).

Los recientes contactos en el período Acuario que estamos transitando. En 1985, asume Mikhail Gorbachov como secretario general de la U.R.S.S., e inicia la reestructuración (perestroika) y la apertura (glasnost) del imperio soviético, esto coincide con el A.S.P (1º 36’ Acuario) en trígono al S.C.G. ahora en Libra (1º 34’) y en semisextil con el Apex (2º 15’ Capricornio). Los aires renovadores e idealistas, lograban superar (trígono y semisextil) las dificultades de la cúpula conservadora gerontocrática (Apex Capricornio) e iniciar las reformas y cambios en la política exterior. Con el primer tratado de reducción del armamento nuclear, 1987, marcando el inicio del fin de la guerra fría, reforzado por la retirada de Afganistán en 1989 (S.C.G,. 1º 38’ Libra; A.S.P. 2º 16’ Acuario; Apex 2º 18’ Capricornio) y ese mismo año se produce espontáneamente la caída del Muro de Berlín que llevará a la culminación del proceso con la disolución de la U.R.S.S. en 1991 (A.S.P. 2º 37’ Acuario; S.C.G. 1º 40’ Libra; Apex 2º 20’ Capricornio). En el mismo contexto del 89, surge el trabajo de Fukuyama, el profeta secular, anunciando el fin de la historia, coincidiendo con el último período de la era de Aries, donde aparecen con el S.C.G., los primeros Apocalipsis.

Este último ejemplo nos permite comprobar el funcionamiento de estos puntos galácticos en un ámbito diferente del que hemos tratado, el secularizado. El proceso de secularización que abarca desde mediados del período Libra hasta Capricornio (1796,8-1975.38) no lo he podido tratar aquí, pero creo que el material aportado, junto con el hallazgo del A.S.P., permite ampliar la comprensión de estos puntos galácticos en un contexto general, como ya lo hicieron otros autores en un plano individual. Por lo tanto podemos observar en forma general hasta el período tratado de Virgo y en el contexto propiamente cristiano, que el S.C.G. aporta los nuevos contenidos, que emergen a través del conflicto con el Apex, integrándose o siendo rechazados por la corriente ortodoxa representada por el C.G.. Cuando estos contenidos creativos no pudieron surgir en el ámbito cristiano, ya sea ortodoxo o heterodoxo, lo han hecho a través del Islam.

Como todo trabajo inicial no pretende establecer ninguna verdad, sino abrir el panorama hacia nuevos rumbos y nuevas investigaciones. De la misma forma que el material seleccionado lo ha sido dentro de un contexto histórico determinado y no general, por lo tanto ruego al lector sepa disculpar todas las omisiones, que en todo trabajo inicial ocurren. Se abren algunas vías de investigación con estos puntos galácticos y el A.S.P., como por ejemplo el contacto con los planetas en tránsito . Se deberían explorar también otros acontecimientos y vínculos de estos puntos con las cartas individuales de los actores de los acontecimientos generales, como algunos fueron desarrollados aquí. La mayor cantidad de datos biográficos que comienzan a aparecer a partir del siglo XVI, junto a la mayor variedad de acontecimientos históricos y desarrollos de nuevas cosmovisiones más allá del cristianismo, hacen este trabajo mucho más extenso pero a su vez de una mayor riqueza y es en lo que estoy trabajando actualmente y saldrá a la luz en diversas etapas dada su longitud.

Alberto Chislovsky

Aljanus@tutopia.com

Apéndice I: Tablas de posición de los Puntos Galácticos

Adjunto la tabla de posiciones de estos puntos tal como las expone Harvey en el artículo citado, o sea 2000-1400. Los demás años han sido calculado en base a esta tabla con un error posible de +- 5’, dado que Harvey señala un movimiento, cada centuria, entre 1º 24’ y en algunos 1º 23’, uniformé el criterio en 1º 24’, de allí el error posible, representando 5 años en 1400 años.

Año C.G

APEX

S.C.G.
2000 27º 02’ Sag 2º 27’Cap 1º 47’Lib
1900 25º 28’ 1º 03’ 0º 23’
1800 24º 04’ 29º 39’Sag 28º 59’Vir
1600 21º 17’ 26º 52’ 26º 12’
1500 19º 53’ 25º 28’ 24º 48’
1400 18º 29’ 24º 04’ 23º 24’
1300 17º 05’ 22º 40’ 22º
1200 15º 41’ 21º 16’ 20º 36’
1100 14º 17’ 19º 52’ 19º 12’
1000 12º 53’ 18º 28’ 17º 48’
900 11º 29’ 17º 04’ 16º 24’
800 10º 05’ 15º 40’ 15º
700 8º 41’ 14º 16’ 13º 36’
600 7º 17’ 12º 52’ 12º 12’
500 5º 53’ 11º 28’ 10º 48’
400 4º 29’ 10º 04’ 9º 24’
300 3º 05’ 8º 40’
200 1º 41’ 7º 16’ 6º 36’
100 0º 17’ 5º 52’ 5º 12’
0 28º 53’ Esc 4º 28’ 3º 48’

Apéndice II: Ejemplo de Cálculo Cálculo de los Puntos Galácticos

Se trata de una regla de tres simple. Por ejemplo quiero calcular la posición para el año 1075:

100 años: 1º 24’

75 años: x a lo cual sigue: 84’x 75%100: 63’ o sea 1º 3’

utilizando la tabla para el C.G.: año 1000: 12º 53’ Sagitario

año 1075: 13º 56’ Sagitario

Cálculo del A.S.P.

Tomemos el mismo ejemplo. Cada período es de 178.583 años, por lo tanto el movimiento por grado es de 5,952 años, que transformados en días resulta: 2172.7 días por grado. Tomando en consideración el 1075, tendríamos que ir al período Leo que abarca entre el 903.9 y el 1082.48.

Así tenemos: 1075 -903.9: 171.1 años

Sigue el simple cálculo:

Si 5,952 años: 1º

171,1 años: x

Con lo cual se reduce a días: 171.1 x 365: 62451.5 días. Luego se divide por 2172.7 días (5,925años) y da como resultado en grados: 28,74º . Transformando 0,74 al sistema sexagesimal: 0,74 x 60: 44’ o sea : 28’44’ de Leo.

Bibliografía Complementaria

1) BAIGENT M., LEIGH R., El Retorno de la Magia, Plaza Janés, España, 1999.

2) BAZÁN F., Gnosis, La Esencia del Dualismo Gnóstico, Castañeda, Bs. As, 1978.

3) BURCKHARDT J, Del Paganismo al Cristianismo, F.C.E., México, 1996.

4) CHEVALIER J., El Sufismo y la Tradición Islámica, Kairós, España, 1986.

5) ELIADE M., El Mito del Eterno Retorno, Planeta- Agostini, España, 1984.

6) EVOLA J, El Misterio del Grial, Plaza & Janes, España, 1977.

7) HOELLER S., Jung el Gnóstico, Héptada, España, 1990.

8) JUNG C.G., Recuerdos, Sueños y Pensamientos, Seix Barral, España, 1981

9) JUNG C.G., Interpretación de la Naturaleza y la Psique, Piados España, 1983

10) JONAS J, La Religión Gnóstica, Ediciones Siruela, España, 2000.

11) LEDUC J.P., Los Cátaros, Circulo Latino, España, 2002

12 RAHN O, Cruzada contra el Grial, Hiperión, España, 1986.

13) ROUGEMONT de D., Amor y Occidente, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 1993

14) Sede de G., El tesoro Cátaro, Plaza & Janes, España, 1976.

15) Enciclopedia Católica (página de Internet: www.Enciclopediacatólica.com)

16) ArteHistoria (www.artehistoria.com)

17) Encuentra.com, portal católico (www.encuentra.com)

Objetivos: En este trabajo intento conjugar una serie de ideas interesantes que distintos autores han desarrollado, para tratar de hallar un fundamento astrológico a sucesos que han marcado grandes períodos de la Historia, en este caso la del Occidente Cristiano.

Alberto Rubén Chislovsky:

aljanus@tutopia.com

Buenos Aires - 2004

INICIO

Alberto Chislovsky Bannet (Buenos Aires, 2 Abril 1958). Estudios de Astrología y psicología junguiana con Guillermo Heal y en el Instituto Jung de B.A. Catedrático de Psicología Junguiana y Mitología en el CABA. Participó en los Congresos de Astrología de Cosmovisión y Gea (1997-1999, 2001-2006 y 2008), También participó en el Ibérico 2001 y 2008 y en Astroar Bariloche, 2007.Autor de Jung y el Proceso de Individuación, (1994) y Buenos Aires, Odisea Imaginal (1998) y su reciente libro La Influencia de la Astrología en el Pensamiento de C.G.Jung (2008). Premio a la excelencia astrológica en GEA con Utopías del Renacimiento en el 2001 y la Mención de Honor en GEA 2006 con Marsilio Ficino, la Vista y los Furores Divinos. alkhimista33@hotmail.com

 

ANEXO DE IMÁGENES

 

Lábaro Emperador Teodosio Templo de Serapis

Biblioteca de Alejandría Mitra y el sacrificio del Toro Monasterio benedictino de Monte Cassino

Gregorio el Magno Montsegur